Merry MacMasters
La palabra poética de Octavio Paz fue recuperada a dos décadas de su muerte –falleció el 19 de abril de 1998– ayer en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Ante la presencia de Lydia Camacho, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes, media docena de personalidades leyeron poemas del Premio Nobel de Literatura 1990, seleccionados por ellos mismos.
Eduardo Matos Moctezuma dijo no ser literato, sino un simple arqueólogo, de allí que escogió poemas breves, todos con tema prehispánico. Preguntó, ¿por qué tiene que morir el buen poeta?, y contestó, porque al morir entra en la inmortalidad, paradoja que resuelve Paz con dos pensamientos prometedores.
El arqueólogo agregó que Paz supo captar perfectamente el vínculo entre la vida y la muerte, concepción que se tenía en el mundo prehispánico de cómo al morir los individuos tienen que regresar al vientre materno, al lugar de origen.
Matos Moctezuma también hizo un reconocimiento a Marie Jo, viuda del poeta, al recitar los siguientes versos de su autoría: Y qué pasa con la compañera del poeta. Ella también muere un poco. Está en el límite de la vida y la muerte. Es el eslabón que une a la tierra con el infinito. Vive de recuerdos, de vivencias. Recorre la habitación solitaria que guarda recuerdos entre los intersticios de las paredes. Llena las horas con pedazos de tiempo.
El primer encuentro
El novelista y ensayista Alberto Ruy Sánchez señaló que ayer, 10 de junio, fue aniversario del día que vio por primera vez a Paz. Fue en una mesa redonda celebrada en el Auditorio Justo Sierra en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México:
“Paz se pronunció claramente. Dijo: ‘estoy a favor de que liberen a los presos políticos; sin embargo, no estoy a favor del régimen. Estoy fuera del sistema político mexicano y mi apoyo es por las acciones concretas’. Para mí la gran lección es que se dedicó a reflexionar sobre el sistema político mexicano”.
En seguida, el poeta Ricardo Yáñez retomó el comentario sobre la mesa redonda del Auditorio Justo Sierra: “Estuve allí. Llegaron los estudiantes. Recuerdo muy bien una mancha de sangre grande en el pantalón de uno de ellos. Paz no quiso leer. Se detuvo, agitando sus cuartillas dobladas en el aire, y dijo: ‘ante cosas así la poesía debe callar”.
También participaron en el acto la poeta, ensayista y traductora Pura López Colomé, la escritora e investigadora Fabienne Bradu y el poeta y promotor cultural Sergio Mondragón.