Una investigación ha permitido identificar a cada una de ellas, por lo que ya se conoce su nombre, causas de muerte y referencias familiares
Foto: Luis Negrete/ Corresponsal
Las momias de Guanajuato dejarán de ser una leyenda para convertirse en una realidad.
Una investigación ha permitido identificar a cada una de ellas con su acta de defunción en la que contiene su nombre, fecha, causas de muerte y referencias familiares.
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Además de la investigación documental, se han realizado investigaciones de morfoscopía, endoscopía y radiología desde hace 10 años para conocer sus hábitos de vida.
Nuestra primera responsabilidad era recuperar la identidad de las personas cuyos cuerpos están aquí para regresarles la dignidad humana y entonces inspirar una reflexión más profunda al visitante”, explicó la directora del Museo de las Momias, Paloma Robles.
La información oficial ha derribado algunos mitos.
Hay una momia conocida como la “China”, desde que se ha exhibido, se tiene la creencia de que era de origen oriental, sin embargo, ahora se sabe que era mexicana y que se llamaba Antonia Campoverde de Castañón.
Murió el 28 de enero de 1885 a los 36 años a causa de tifo y su papá de 74 años, vecino de la calzada de Guanajuato, le dio parte a la autoridad civil”, indicó Robles.
Otro caso particular es el del médico francés Remigio Leroy.
“Nos encontramos junto a la persona, cuyo cadáver se convirtió en el primer cuerpo momificado que fue descubierto en el vecino panteón municipal de Santa Paula, esto sucedió el 23 de junio de 1870”, señaló la directora del Museo.
Gracias a esta investigación documental, se sabe que el médico Remigio Leroy nació en París en 1815, que estudió medicina en la Ciudad de México, que contrajo nupcias en 1839 con Dolores Madariaga y que murió en Guanajuato en 1865.
A lo mejor no fueron personajes ilustres, pero fueron personas como nosotros que vivieron en esta ciudad, que vieron los cerros que nosotros vemos, que caminaron las calles que nosotros caminamos”, manifestó la investigadora María José Abreú.
Toda esta información biográfica y sus actas de defunción serán colocadas junto a los cuerpos para que los visitantes las dejen de ver como simples objetos.
Y sería importante saber, porque uno solamente ve un nombre y pareciese que fuera anónimo. Sería interesante saber para dignificar un poquito a la persona”, consideró Eduardo Puente, visitante del Museo.
Los datos obtenidos servirán para reconstruir una historia de personajes que hasta ahora eran anónimos.