Desde su origen es un pueblo migrante, refiere especialista
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
El arqueólogo Alfonso Caso (1896-1970) decía que los Tay Nahu, los meros mixtecos, eran los hombres que nacieron del ombligo del centro de la Tierra, salieron de las cuevas, recorrieron y poblaron el mundo, con nuestros abuelos, los fundadores.
Sus descendientes se llaman Ñuu Dzahui, los señores de la lluvia, y a ellos está dedicada la magna exposición montada en la galería del Palacio Nacional.
La mixteca es una compleja y exquisita cultura, una de las más longevas de México, que produjo grandes maestros de la miniatura y refinados orfebres, como se aprecia en las 3 mil 210 piezas reunidas en la muestra: de las emblemáticas máscaras y piezas de oro provenientes de Monte Albán a una selección de la ofrenda (de más de 70 mil objetos) de la tumba de la Señora de Yucundaá, ambos sitios arqueológicos ubicados en Oaxaca.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por conducto de la Conservaduría de Palacio Nacional, adscrita a la Oficialía Mayor, preparó la exposición titulada, precisamente, Mixtecos: Ñuu Dzahui, señores de la lluvia, con el fin de reivindicar a los mixtecos y su cultura de la filigrana, que es al mismo tiempo un pueblo muy fuerte y, desde sus inicios, migrante, explica a La Jornada la conservadora de Palacio Nacional, Lilia Rivero Weber.
Con curaduría de la arqueóloga Nelly Robles García y diseño museográfico de Arturo Cortés Hernández, director de la galería de Palacio Nacional, este proyecto museográfico reafirma una de las vocaciones del recinto: “ofrecer un recorrido transversal por la historia de México para reafirmar la identidad nacional.
Los mixtecos son y fueron grandes artistas. Desde Mesoamérica, hasta el momento actual, siguen siendo personas con una sensibilidad creativa magnífica. Por eso es importante para nosotros plasmar y difundir que todas las culturas mesoamericanas son culturas vivas, define Rivero Weber.
El legado de los mixtecos se aprecia mediante nueve núcleos temáticos: Creación mítica, Cosmovisión, Alianzas, Vida cotidiana, Señoríos, Arte, El arte de escribir, Transición al siglo XVI y Mixtecos de hoy, última sala, que cierra el recorrido con cuatro cuadros de Rufino Tamayo.
Para compenetrarnos con la diversidad cultural de nuestro país, la tenemos que conocer, continúa la conservadora al detallar que incluye música de la región, así como la exhibición de una vivienda vernácula construida por mixtecos contemporáneos.
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Los mixtecos, hasta la actualidad, siguen siendo personas con una sensibilidad creativa magnífica. Por eso es importante plasmar y difundir que todas las culturas mesoamericanas son culturas vivas, explica Lilia Rivero Weber, conservadora del Palacio Nacional, en entrevista con La Jornada. Sobre estas líneas, esta máscara de oro incluida en la exposición Mixtecos: Ñuu Dzahui, señores de la lluviaFoto Jesús Villaseca
La propuesta museográfica utiliza una gama cromática extraída de su cerámica, con cédulas informativas en español, inglés y mixteco. También se cuenta con la instalación de proyecciones con novedosas técnicas de impresión en los paneles y módulos de realidades aumentadas, por ejemplo, para dejarse llevar de la mano del Señor 8 Venado con el fin de conocer su historia.
Uno de los espacios más llamativos es la sala Ñuu Sikua’a Kusiki, lugar de conocimiento y juego, donde el visitante puede descubrir su avatar mixteco e imaginar cómo sería su historia si se plasmara en un códice, conquistar nuevos territorios y ayudar a someter señoríos para reunir insignias de poder.
La región mixteca se ubica en el noroeste del estado de Oaxaca y porciones de Puebla y Guerrero. Es un gran territorio montañoso con paisajes contrastantes, por lo que los nombres de sus lugares llevan siempre la palabra yucu (cerro), que se complementa con los rasgos literales o metafóricos del entorno: tierra azul, lugar de pájaros, cerro del mono, cerro del tigre, cerro de la cueva sagrada, río de los sapos, etcétera.
Mesoamérica: origen común
Los mixtecos participaron muy temprano del enigmático estilo olmeca, se explica en la exposición, “lo cual evidencia el origen común de las altas culturas de Mesoamérica. Sin embargo, durante el lapso comprendido del siglo XI al XVI e, incluso, hasta el Virreinato, el pueblo Ñuu Dzahui desarrolló su expresión distintiva mediante sus señoríos.
Su gran virtud, sin duda, fue la capacidad manual para transformar las materias primas en extraordinarias piezas de arte, así como escribir sus historias en códices de la más alta calidad plástica e iconográfica.
Mosaicos de turquesa, huesos y piedras delicadamente labrados, cerámica policroma y el cultivo de la grana cochinilla son algunas de las aportaciones de estos viajeros del mundo, cuyo mito de creación (que se explica en el Códice Vindobonensis) se relaciona con la oscuridad y el agua, tomando elementos del clima, añadiendo seres de la naturaleza.
Todo se aprecia a detalle en la exposición que aloja la galería de Palacio Nacional (Plaza de la Constitución s/n, Centro Histórico). Mixtecos: Ñuu Dzahui, señores de la lluvia concluirá en junio; visitas de martes a domingo de 10 a 17 horas. La entrada es gratuita.