Edith López Sánchez. CORACYT
Desde los inicios del virreinato surgen los primeros oficios, entre ellos el de panadero. Gracias a la introducción y cultivo del trigo que los españoles trajeron a la Nueva España, la producción y elaboración del pan se expandió con éxito por diversas partes del territorio.
“Sellos para el pan en la provincia de Tlaxcala”, se exhiben en la vitrina del mes en el Museo de la Memoria
Cabe destacar que esta actividad se tuvo que reglamentar para controlar su producción y venta, lo que implicaba que cada panadería estuviera obligada a marcar su pan con un sello de madera labrada, con los motivos elegidos por el panadero.
Estos sellos se registraban en el cabildo de las distintas poblaciones, había panes de distintos pesos, se fijaba el precio de acuerdo con el tamaño, otra diferencia era la harina, la más fina era la más blanca, la llamada flor de harina, este pan era para virreyes, obispos y personas de altos ingresos, el pan más corriente era el pambazo hecho con harina morena para los pobres.
En Tlaxcala se consumía pan sellado y comercializado por las panaderías de Granyllo. Jordan, Ramos de Soto, Bera, Pineda por mencionar alguna.
Si quiere conocer más de las investigaciones realizadas por los especialistas del Archivo Histórico de Tlaxcala, visite la vitrina del mes en el Museo de la Memoria que se ubica en calle Independencia número 3, colonia centro, en horario de 10:00 a 17:00 horas.