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Cultura y Espectaculos

Festividad de muertos, de las más arraigadas en Tlaxcala

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 3113

TLAXXXXXXTERRA
Por Arturo Díaz. Corresponsal Tlaxcala, 31 Oct (Notimex).- Pobladores de municipios como Chiautempan, Ixtenco, San Pablo del Monte, Apizaco y de esta ciudad se preparan para rendir tributo a la muerte, lo que representa una de las festividades más arraigaos en el estado. El Día de Muertos se festeja de manera especial en cada uno de los 60 municipios de la entidad, y mientras en Tepeyanco y Papalotla, los productores del campo agilizan la cosecha de flor de cempasúchil, en los mercados ya se ofertan los diferentes productos que se utilizan en las ofrendas. Al respecto, el historiador Miguel Meneses Ordoñez señaló, en entrevista con Notimex, que “la gran tradición de las ofrendas a los Fieles difuntos y a Todos Santos tiene un gran sincretismo religioso hispánico y prehispánico, y Tlaxcala es la columna vertebral por ser el centro en el que se lleva a efecto la colonización”. Expuso que durante la conquista “para dar de facto la evangelización, culturización, mestizaje y gobierno, se permeó los usos costumbres y tradiciones desde el norte en las misiones de los que hoy California, en Estados Unidos, a las provincias de la Nueva España, y hasta Centroamérica, Colombia, Perú y filipinas”. Subrayó que actualmente “al ser México un país pluricultural y pluri étnico, la celebración no tiene un carácter homogéneo sino que va añadiendo diferentes significados y evocaciones según el pueblo”. En Tlaxcala, por ejemplo, “el gran motivo de realizar el concurso de ofrendas estructuradas, fue porque en los años 70 y 80 del siglo pasado el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin (pintor, historiador y escultor tlaxcalteca) no estaba de acuerdo que el Halloween desplazara a las ofrendas o que en las ofrendas tuviera motivos de Halloween, así como que los jóvenes y niños desconocieran el significado de las ofrendas”. Por su parte, el cronista municipal de Santa Ana Chiautempan, Jesús Cortés Ilhuicatzi, señaló que “la celebración de Todos Santos o Día de Muertos no son días tristes, más bien, son rezos, cantos, colores, olores, sabores, flores, panes, dulces, alegría, nostalgia que se mezclan en la espera del alma bendita”. Esta alma o espíritu “llega a reunirse con su familia, que a su llegada, el aroma del incienso y el cempasúchil le dan la bienvenida a nuestros fieles difuntos”. “Hablar de la muerte, es hablar de una mezcla de creencias religiosas prehispánicas y católicas, sincretismo que nos enseñaron los evangelizadores, a través de la conquista espiritual, los religiosos franciscanos, observaron la forma de cómo era un enterramiento, vieron que de alguna manera teníamos coincidencias, aunque, en cada cultura es de manera diferente, llámese azteca, maya, zapoteca”, dijo. Para el pensamiento indígena la muerte, no era fin de la existencia, “era más bien, el paso a algo mejor, era ir al Mictlán, al lugar de los muertos, que era como llegar al paraíso, aunque habría que pasar nueve pruebas, estos a su vez, eran ayudados por sus familiares cuando les colocaban las ofrendas y con ello, ayudarles en el camino hacia el Mictlán, y cada año se celebraba éste para recordarlos, acotó el cronista. Dijo que el rito de celebración prehispánico, “tenía una relación con el calendario agrícola y se celebraba cuando iniciaba el levantamiento de la cosecha, pues ellos, los indígenas, lo veían como el compartir la cosecha después de la temporada de escasez, con los muertos”. Por ello, hoy día en excavaciones de sitios arqueológicos, se han encontrado enterramientos con ofrendas de vasijas, esqueletos de animales, maíz y otros elementos que le ayudaban a la persona en el camino hacia el lugar de los muertos, anotó. “Para los indígenas tlaxcaltecas prehispánicos, la muerte era el ‘Miquixtli’ con sus deidades mayores del Mictlán, que tenían sus templos, sacerdotes y sus rituales y la celebración se realizaba en los meses de agosto y septiembre”, concluyó. En Tlaxcala diversos municipios preparan ofrendas muy variadas, algunas dedicadas a revolucionarios tlaxcaltecas como Domingo Arenas, otras a instituciones altruistas como la Cruz Roja, y algunas más a docentes distinguidos de la localidad. Mientras tanto, decenas de productores de flor de muerto o cempasúchil, laboran en campos de los tres municipios donde se siembra la mayor parte de esa planta de temporada, fundamental en estos días: Tepeyanco, Huactzinco y Papalotla. Jaime Garza Elizondo, titular de la delegación de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, señaló que en Tlaxcala se sembraron alrededor de 50 hectáreas de flor de cempasúchil para la celebración del Día de Muertos. La mayoría es para consumo interno, pero también se exporta al mercado más cercano a la entidad que es el de la ciudad de Puebla. Los principales productores de cempasúchil son los municipios del sur del estado, Papalotla y Tepeyanco, principalmente, acotó. El precio base de venta es de entre 20 y 30 pesos “un rollo” de esa flor, sin embargo durante los días más importantes se incrementa por la demanda. Cabe mencionar que en sitios de las comunidades de Acuitlapilco, Atlahapa y Tizatlán, pertenecientes al municipio de Tlaxcala, se pueden encontrar siembra de traspatio, las cuales son utilizadas por las familias para sus propias ofrendas. Asimismo, comerciantes del Mercado Municipal “Emilio Sánchez Piedras” de esta capital señalaron que además de cempasúchil otras plantas que son requeridas en esta temporada son las conocidas como “nube” y “terciopelo”, las cuales cuestan el manojo, hasta 50 por ciento más barato” que el cempasúchil. Por otra parte, los panteones de Apizaquito, comunidad del municipio de Apizaco; San Isidro Buen Suceso, ubicado en San Pablo del Monte, e Ixtenco, ya están listos para recibir a las familias que durante el 1 y 2 de noviembre visitarán a sus difuntos. Pedro López, presidente de comunidad de Apizaquito, señaló que “como cada año hemos realizado los trabajos para que durante esta temporada de Todos Santos los cientos de visitantes encuentren en óptimas condiciones el campo santo”. lo importante de estas acciones es “mantener vivas las costumbres y tradiciones de la comunidad, por ello también se oficiará una misa el próximo 2 de noviembre”, anotó el funcionario municipal. Dijo que “este año pretendemos rescatar una de las costumbres que dejaron nuestros antepasados, por ello invitamos a la población a que asista a la misa que se oficiará a partir de las 10 de la mañana el 2 de noviembre en el panteón en honor a nuestros difuntos”. Respecto a los trabajos que se realizaron en el panteón de esa comunidad, López Sosa explicó que “consistieron en establecer la delimitación del área de cada tumba, así como establecer labores de limpieza, desmonte de maleza y retiro de escombros”. “Lo importante de todo ello es mantener en óptimas condiciones las instalaciones del cementerio, aunque en esta temporada se refuerzan las acciones por el incremento de visitantes a las tumbas de sus difuntos”, mencionó. Para el antropólogo José Pérez Pérez, “la flor de cempasúchil o Compoaxóchitl (en náhuatl), conocida en la región con el nombre de Flor de Muerto, es fundamental dentro de la conmemoración del día de Todos los Santos”. NTX/ADM/VGT/MUERTOS15

 

Redescubren el arte gótico en Museo Nacional de San Carlos

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2805

redescubren291016 2El recinto de la capital mexicana exhibe, en una sala remodelada, 14 obras que forman parte del único acervo del periodo gótico que existe en el país
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCÉLSIOR

Retablo de la Encarnación, pintado por Pere Espallargues en 1465. Fotos: Elizabeth Velázquez
CIUDAD DE MÉXICO.

En 1973, el Retablo de la Encarnación, que el pintor gótico español Pere Espallargues (ca. 1425-1495) hizo en 1465, fue donado al INBA. La obra hecha con óleo al temple sobre tabla había pertenecido a la Colección Nicólas González Jáuregui —el mismo que trajo a México la Capilla Gótica que se conserva en el Centro Cultural Helénico—, pero la desventura del millonario acabó provocando que la pieza fuera trasladada, primero al acervo del Monte de Piedad y después al de la Secretaría de Hacienda.

Junto con otras 13 piezas, el majestuoso retablo forma parte de la única colección de arte gótico que existe en México. Bajo resguardo del Museo Nacional de San Carlos, todo el conjunto se exhibe en un nuevo ambiente: todas las piezas fueron sacadas de las arcaicas cajas en las que se mantuvieron durante 48 años, desde la fundación del espacio en 1968, para ser colocadas en vitrinas individuales, con iluminación especial, que permite apreciarlas en todo su esplendor por primera vez.

Una sensación casi monacal ha querido ser imitada al momento de que el espectador se interna en la Sala Gótica, la primera de toda la exposición permanente del museo. Las vitrinas conforman un conjunto, equipado internamente, elaborado con paneles morados y con iluminación precisa, que sólo apunta a las obras para exhaltar los dorados y las texturas que caracterizan el arte del medievo.

Cuando llegué al museo —explica su directora, Carmen Gaitán— hice una revisión exhaustiva. Una de las primeras salas que pensé que había que modificar era la de Gótico, porque es el comienzo del recorrido hacia las salas permanentes y, sobre todo, porque en México no existe una colección de arte gótico de la calidad, de la factura, de la representatividad que tiene está colección de San Carlos”.

Un primer intento de renovación fracasó. Con autorización de especialistas, las piezas fueron sacadas de las vitrinas individuales de madera que las conservaron por años y fueron colacadas en las vitrinas, pero, recuerda la funcionaria, “se veía horrible, no se distinguía nada”. Ante el escaso presupuesto, la solución llegó de la iniciativa privada: la firma Construlita le donó al museo el sistema de iluminación que permite ahora admirar con detalle cada pieza.

Ellos nos regalaron todo el proyecto interno; arriba hay una especie de sándwich que permite la ventilación para que nunca haya la posibilidad de un cortocircuito, todo está pensado para que sean luces frías, sólo se ve una parte de las luces, circula el aire y nunca se concentra el calor en las vitrinas. Queríamos que el visitante pudiera sentir la atmósfera mística que se siente, por ejemplo, en una iglesia, pero sin que fuera tampoco muy oscuro. Queríamos que fuera dramático, pero que hubiera circulación”.

Además del valioso retablo, la Sala Gótica exhibe La Natividad de Emanuel Tzane (1610-(¿?)1690); La Cruxificción (1575) de Marcellus Coffermans; un San Lucas y San Mateo (siglo XV) de Juan de Peralta y la tabla San Jorge y el dragón, El camino de Damasco, El Varón de Dolores (primera mitad del XV) de Jaume Goncalbo; pero quizás la obra más preciada es La adoración de los Reyes Magos, de Pedro Berruguete, donada en 1934 por la Secretaría de Hacienda y una obra que jamás sale del museo.

Gaitán dice que la remodelación de la sala de arte medieval forma parte de un proyecto mayor para darle nueva cara a todas las salas del museo antes de que concluya la actual administración. “La idea es dejar las ocho salas absolutamente remodeladas para cuando dejemos el museo en 2018, esa es la idea, que el público quede con una información amable y muy fiable, pero sobre todo que se le dé la contundencia necesaria a cada estilo, que la gente pueda salir entendiendo cada uno de los periodos. Ya tenemos la sala del Renacimiento y del Manierismo, nos falta toda la parte de Europa norte”. El museo también cambiará de cara interna el próximo año. Carmen Gaitán adelanta que el INAH y el INBA, determinaron el color original que tuvo el edificio diseñado por Manuel Tolsá: “es como un color durazno y será pintado el próximo año”.

 

Reúnen la lírica del Nobel

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2693

nobelEl sello Malpaso informó que en diciembre publicará Letras completas 1962-2014
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCÉLSIOR
Edición original de The Lyrics que incluirá Malpaso.
CIUDAD DE MÉXICO.

Todas las canciones de Bob Dylan, esas que le han merecido obtener el Premio Nobel de Literatura y que si bien son coreadas por todos pero escasamente leídas, aparecerán en un nueva edición bilingüe bajo el sello Malpaso. La editorial informó que en la primera semana de diciembre “y próximamente en México” publicará Letras completas 1962-2014, donde se incluye toda la obra lírica, hasta 2014, del estadunidense.

A diferencia de otros galardonados, con Dylan las editoriales se vieron impedidas para iniciar agresivas campañas de promoción de los títulos escritos por el laureado con el Nobel. Las Letras del compositor aparecieron en español en 2007 en un grueso volumen de la editorial Global Rhythm Press, que en México distribuyó Océano y que causó poco revuelo al grado de que los libros acabaron rematándose incluso en 99 pesos.

Esa edición, pero actualizada, será la misma que Malpaso traerá en próximos días. Como el anterior, el libro “contará con una revisada traducción de Miquel Izquierdo y José Moreno” y ahora tendrá “el cuidado diseño” de Marc Panero. “Malpaso quiere acercar de una manera atractiva y amena la obra de Dylan a las nuevas generaciones; un autor crucial para entender la cultura popular del último siglo y que, además del Nobel, ha sido reconocido con múltiples galardones como el Pulitzer, el Asturias o con 12 Grammys”, señaló.

De acuerdo con el sello, el resto de la obra de Dylan, incluida su novela Tarántula, sus libros de crónicas y su autobiografía (que ha comenzado a ser escrita por el cantautor, según su agente Andrew Wylie), también serán publicados por Malpaso a lo largo de 2017. Por lo pronto, la traducción de las letras de Dylan ha sido actualizada 13 años, la versión anterior de sus Letras sólo llegaba a 2001, y, de acuerdo con la editorial, la el nuevo libro ha sido revisado por el propio autor.

Además, promete, que aparecerá “con suculentas novedades que afectan tanto al corpus de lo publicado en la anterior edición, como a la propia composición del mismo, toda vez que Dylan ha incorporado, además de todo lo compuesto en este lapso de quince años, diversas composiciones que no habían aparecido en ediciones anteriores: 150 páginas de material inédito”.

Inmediatamente después de que se diera a conocer la designación de Bob Dylan como ganador del Nobel, surgieron las críticas para la Academia Sueca sobre la necesidad de otorgar al cantautor su prestigiado galardón. La polémica se acrecentó cuando el autor de Blowing in the Wind guardó silencio tras el premio durante casi dos semanas, al grado de que un miembro de la Academia, terminó llamándole “arrogante”

 

El banquete humano

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2944

s43 gastrofilo banquete homeLuis Pancorbo. Algarabía

¿Te has preguntado —si es que no la has probado aún—, a qué sabe la carne humana?

¿Y cuál será más sabrosa: la blanca, la morena o la negra? En este artículo, su autor no sólo despeja esa duda, sino los verdaderos y ancestrales motivos de la antropofagia.
La perspectiva del canibalismo se bifurca constantemente en lo simbólico —conseguir el poder o el valor de a quien se come— y las razones meramente alimenticias. Esto último se considera grosero incluso por los propios caníbales, y son muchos sus testimonios sobre que ellos no comen carne humana porque les falten proteínas o porque no tengan otro remedio, sino por motivos superiores.
Pues bien, dando un paso más en esa dirección, aunque en distinto contexto cultural, encontraríamos a quien hace del canibalismo un supremo acto gastronómico, y el ejemplo más notorio, y ficticio, es el de Hannibal Lecter.
Sin embargo, ese tipo loco, el psiquiatra de las novelas de Thomas Harris, es un personaje por el
 que han pasado numerosas capas de pintura cultural y occidental.
No habría sido posible llegar a un Lecter 
sin tener en las espaldas un teórico de la gastronomía como Brillat-Savarin, que situaba todo, y eso significa el universo entero. En el plano de la vida que no es nada sin alimento, y así lo declaraba en el prefacio de su Fisiología del gusto. «Los animales se alimentan; el hombre come: sólo un hombre de ingenio sabe cómo comer».1
Carne de mamíferos
El esquimal come lengua de ballena con delectación y el beduino tiene como lo más sabroso del mundo la joroba de un camello. Lo cual nada dice a un japonés que traga angulas vivas con un lingotazo de sake por la emoción de sentirlas vibrar en el estómago. Y muchas más cosas de este tipo tienen en Japón, por ejemplo, el fugu, pez globo que puede resultar mortal si no se limpia bien su bilis. Pero el canibalismo y el pescado no se relacionan estrechamente, a diferencia del canibalismo y los mamíferos.
La carne de cordero hacía olvidar en Europa cualquier otra ambición alimenticia:
«Deja que la pierna de cordero sea esperada como la primera reunión de los amantes, mortificada como un mentiroso cogido en el acto, dorada como una joven alemana y sangrienta como un caribe».2
La humanidad ha hecho sabroso el mundo usando su imaginación.
Pero también es una cuestión cultural, de aplicar simbolismos, signos y complicidades. 
Hasta los alimentos más repugnantes lo son según
 en qué países: en Guinea Ecuatorial, antes española, gustan como manjar extremo la trompa de elefante. 
En Filipinas gustan los huevos de pato con embrión dentro, y en China entierran los huevos hasta que estén suficientemente podridos y sabrosos para su gusto.
Si uno mira bien, en Vietnam no siempre comen perros y serpientes, y deliciosos rollos de papel de arroz, sino un cuenco de fideos con una jarra de alcohol de arroz donde se macera un notable pene de búfalo. Como todo es relativo, hay a quien se le hace agua la boca con un plato de hormigas culonas o con unos sesos de mono, que es lo más cercano a la infracción alimenticia más completa, el borde mismo de comer a un semejante, aunque, según la referencia que recopila Derek Townsend, la carne humana es «sabrosa [...] y no menos nutritiva que la de otros animales».
Conoce los banquetes a prueba de muerte
Sin embargo, el aspecto nutricional de la carne humana no es siempre el que prevalece: «Ni la fiebre por la carne ni una severa deficiencia proteínica parece haber sido un factor clave en la evolución de esa práctica».
Más bien, el ciclo de acontecimientos conducentes al canibalismo empezó con la necesidad de defender derechos del grupo, derechos de caza, y para regir ciertos territorios.

Las consecuencias fatales derivadas de las batallas inevitables tuvieron así un aprovechamiento apropiado, ya que cuando un grupo vive día a día de los recursos que tiene inmediatamente al alcance de la mano, es inverosímil que desperdicie semejante cantidad de carne, sea el muerto un amigo o un enemigo».3
El canibalismo según Julio Verne
En su novela Los hijos del capitán Grant (1868), Julio Verne diserta sobre el canibalismo entre los maoríes de Nueva Zelanda a través de su personaje, el geógrafo Paganel:
«Los neozelandeses son los más crueles, por no decir los más glotones, de los antropófagos. Pretenden que, al devorar el cadáver de un enemigo, destruyen su parte espiritual, heredando así su alma, su energía, su valor, encerrados principalmente en el cerebro, el cual figura en los festines como plato preferente
 y selecto».
«Los maoríes prefieren la carne zelandesa a todas las demás, porque tiene un aroma exquisito».
«En cuanto a la blanca, no la aprecian tanto, porque los europeos mezclan 
sal en sus alimentos, lo
 cual comunica a su carne un tufillo especial, poco agradable a los gastrónomos. El salvaje que ha saboreado carne humana, difícilmente renunciará a ella».
Necesidad de carne
La antropofagia es un tema que hoy asusta por su salvajismo, por referirse a tiempos y culturas exóticas, y precisamente salvajes. Pero se olvida el canibalismo propio, tanto el antiguo que fue colectivo, como 
los casos esporádicos de la actualidad.
Saborea las debilidades de la carne
Durante las hambrunas que azotaron Europa en los siglos ix y x, el hambre hacía mirar para otro lado cuando la gente conseguía carne en el mercado. Una carne quizá obtenida de la muerte de viajeros por parte de bandas de asesinos.
Hubo hombres cerdo, y con toda certeza.

A los indios caribes se les atribuyó una especie de menú ideal: «la carne de los holandeses carecía de aroma; los españoles eran demasiado grasos y con muchas ternillas, los ingleses muy buenos pero un poco dulces; mientras los franceses eran deliciosos y se merecían la medalla de oro entre
 los europeos». Fueron supercherías, maldades que se iban propagando un poco al estilo de los chistes con prejuicios étnicos.
El caníbal gourmet
Otra cuestión es la delicadeza de la cocina caníbal según Roland Topor. Ahí estamos
 ya dentro del pánico, y como 
tal hay que tomar recetas como ésta: «Deje dorar cuatro o cinco rodajas de hígado de una suiza [...] coloque encima
 una loncha de tocino, perejil, cebolla y ajos, todo muy picado; añada finas hierbas». Lo mejor era meterlo en el horno envolviendo ese hígado en un papel de periódico, muy útil luego para presentar el plato en la página de los anuncios por palabras.
Un surrealista como Topor también era capaz de sintetizar la provocación:
«El hombre es el mejor alimento para el hombre».
Y daba algunos consejos obvios sobre colores: «La carne está sana cuando es de un bonito rojo vivo, cuando la grasa es blanca y consistente».
Todo era posible en la cocina de Roland Topor4 :
 el miope gratinado, los muslos de las chicas «piernas al aire, la lengua de fumador o pene salteado. En la edición ominosa de Algarabía [http://algarabiashoppe.com/product/algarabia-131/] encontrarás este artículo completo, con las historia de los simios asesinos y las lecciones de ágrafos, lee y sabrás.

 

La Muerte

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2656

s42 semblanza muerte homeIgor Übelgott. Algarabía
La que nos iguala a todos y nos da alas —diría «el Rey Lagarto», que hoy duerme con la dama de negro en su cama de piedra.
pelona, la huesuda, la amada inmóvil, la fría, la pálida, la calaca, la de la guadaña, la descarnada, la catrina de la sonrisa burlona que nos pela los dientes y nos lanza un guiño con su cuenca vacía, ofreciendo su descarnada mano e invitándonos a su macabra danza. La que no debe nombrarse para exorcizar su temida presencia.
La chica mala por excelencia, la irremediable, la peor de todas: la Muerte.
Existen —o al menos así lo expresamos— diversas formas de morir. «Tu padre,
 para mí, está muerto», me repetía mi madre incesantemente, refiriéndose no al deceso
 del señor Übelgott, sino a su voluntad —la de ella— de borrarlo de su memoria, de su interés y de su deseo.
También podemos decir que un político «está muerto» si su reputación está tan maltratada que difícilmente podría volver a aspirar a un cargo público. Hablamos de cervezas «bien muertas» —por lo frías— y de un «punto muerto» cuando las negociaciones se estancan, o si ponemos la caja de velocidades del coche en neutral. Incluso podemos decirle a alguien «¡Muérete!», si nos hemos enojado con esa persona —aunque pocas veces lo deseamos en verdad—, o hablar de la «muerte chiquita» para referirnos al orgasmo.
Usamos una infinidad de eufemismos que aluden a la muerte y, por otro lado, la mencionamos con cierta ligereza para referirnos a situaciones que poco tienen que ver con ella.
Pero si el ciclo de la vida es «nacer, crecer, reproducirse y morir», y hasta el Ungido tuvo que entregarse a ella para —según las Escrituras— resucitar al tercer día, ¿por qué nos genera tanto miedo mencionarla siquiera?
La muerte en uno
...to die, to sleep. To sleep, perchance to Dream; Aye, there’s the rub, For in that sleep of death, what dreams may come When we have shuffled off this mortal coil Must give us pause.1
William Shakespeare, Hamlet
En pocas y efímeras palabras: la muerte humana es el fin de las funciones cerebrales y la ausencia de signos vitales —el latido del corazón, la respiración, la presión arterial y la temperatura corporal— debido al deterioro irreversible de nuestras células por causas naturales 
o externas, y el fatal impacto que éste tiene sobre los órganos, los sistemas y aparatos que nos componen.
El propósito de nuestra vida, desde un punto de 
vista estrictamente biológico, es la vida misma para 
la preservación de nuestra especie, de modo que muchos seres vivos estamos dotados de un instinto de supervivencia más fuerte que casi cualquier otro, y con sistemas que alertan contra cualquier amenaza a la vida y nos ponen en condición de pelear o de huir.
La muerte es una ineludible realidad biológica que hemos convertido en un problema filosófico y metafísico

Quien haya visto su vida amenazada, sabrá que en ese momento no existe ningún otro impulso que no sea el de salvar el pellejo.2
Desde los inicios de la humanidad, o antes, nuestros antepasados peludos debieron enfrentarse a esa visita indeseable que llegaba sin invitación y tomando la forma de los dientes y las garras de un depredador, de una enfermedad, de una piedra o un rayo que caía sobre algún desafortunado, o incluso de la mano —armada o desnuda— de otro homínido que deseaba arrebatar un fruto o un pedazo de carne, o que disputaba derechos territoriales o una hembra. El cuerpo inerte de un miembro del clan, y su inexplicable rigidez y ausencia, debieron haber sido un absoluto enigma para ese hombre primitivo.
Conoce también las diez muertes más estúpidas.
Y la cosa no ha mejorado mucho desde entonces: nadie sabe cómo es la muerte, qué pasa después de ella. Quizá sea por ello que resulta tan inquietante, un terreno desconocido, incierto. Quienes la conocen —si es que hay algo que conocer— no pueden ya describirnos la sensación, el supuesto viaje, los parajes del «más allá», si es que existen.
¿Se trata de la pérdida de la conciencia, del ser individual? ¿De verdad entra uno a un túnel en cuyo final se encuentran los seres queridos que «se nos han adelantado»?
¿Llegamos a lugares infinitamente bellos o terribles, regidos por entidades superiores a nosotros: Anubis, Hades o Plutón, Kali o Mictlantecuhtli?

Tal vez esta incertidumbre haya sido el combustible para la nave de la imaginación, que durante siglos ha concebido paraísos e infiernos, y buscado fórmulas para alcanzar la inmortalidad física o del alma —esa esencia incorpórea de existencia no comprobada que, según se dice, sobrevive al cuerpo físico—. Casi todos los seres humanos tememos al vacío, a la soledad, al silencio y a la oscuridad, y por ello nos hemos negado a creer que todo termina al exhalar el último aliento.
La muerte de otros
Do you know how pale and wanton Thrillful Comes death on a strange hour Unannounced, unplanned for Like a scaring over-friendly guest You’ve brought to bed...3
The Doors, «The Severed Garden»

La muerte, aunque inevitable, es dolorosa, tanto para 
el que muere como para quienes sobreviven. Los avances de la medicina han hecho que a veces olvidemos nuestra mortalidad y veamos como extraño e injusto ese proceso natural —incluso se han creado disciplinas como la tanatología para ayudar a los deudos con su duelo.
Paradójicamente, quienes se van —y lo decimos como si tuviéramos la certeza de un tránsito con un destino final— se convierten en intercesores ante entidades superiores, y en protectores ante circunstancias de peligro o desasosiego.
Conservamos fotos de los muertos, e incluso hablamos mentalmente con ellos. Es como si negáramos su ausencia o quisiéramos que, de alguna manera, siguieran «por ahí», rondándonos, pendientes de nosotros.
Las otras muertes
And I danced and I pranced and I sang with them All had death in their eyes Lifeless figures, they were undead, all of them They had ascent from hell...4
Iron Maiden, «Dance of Death»

Uno de los simbolismos más evidentes de la muerte es el del sacrificio; es decir, la muerte ritual de animales 
y humanos para honrar a entidades que determinan 
los sucesos que afectan a los vivos.
Muchas religiones practicaban el sacrificio de bueyes y otros animales, incluso hombres —algunos se ofrecían voluntariamente, otros no tanto— para apaciguar la ira de sus dioses.
Y ni qué decir de los corazones tlaxcaltecas ofrendados a Huitzilopochtli.
En la Biblia, Yahvé le pide a Abraham que sacrifique a su hijo como una prueba de fe —al final, perdona la vida del niño—, mientras que el cristianismo está basado en el sacrificio voluntariamente aceptado de Jesús, en su muerte y su resurrección.
La muerte también es un castigo. Desde la Antigüedad, muchos reyes y jefes militares aseguran la lealtad y sumisión de su gente administrando penas capitales, algunas de ellas precedidas de espantosos tormentos.
La mente eterna
La idea de que la muerte no representa el final del camino es, según los expertos, eje de un «arsenal secreto» de defensas psicológicas diseñadas para contener la ansiedad que la idea
 de finitud provoca; incluso aquellos que afirman no creer en un «algo» después de la muerte proyectan su propia conciencia después de la vida. Así, según expertos del estudio del cerebro humano, el concepto de «eternidad mental» es más que un simple producto de la inspiración religiosa, más que una zona de confort emocional: es función natural del hipotálamo buscar respuestas por medio de causas y efectos.
Lee acerca de la muerte cerebral.
Pareciera que, ante lo inexorable de la muerte orgánica, los hombres nos consolamos con la esperanza de la trascendencia.
Sigue leyendo este artículo en Algarabía 110.

 

Museos para encontrarse con la muerte

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2598

muerte aguascalientesMéxico Desconocido

Al tratarse de uno de los fenómenos que más intrigan al hombre, la muerte es un tema que también se exhibe y que inspira a artistas.
Museo Nacional de la Muerte (MUMU)

Así es, en Aguascalientes incluso decidieron dedicarle un espacio entero para mostrar la iconografía y arte funerario de México. Se compone de 10 salas de exhibición que van desde la visión del inframundo en el pensamiento prehispánico hasta la visión contemponárea, pasando por los ritos funerarios en el México colonial y el México independiente.

Hay una hermosa sala dedicada al arte popular de calaveras y dos espacios dedicados a exposiciones temporales para dar cabida a todas as expresiones.

Dónde:
Edificio 19 de Junio Rivero y Gutiérrez Esq. Morelos Zona Centro, Aguascalientes, Ags.
museonacionaldelamuerte.uaa.mx

Horarios y costos:
De martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas.
20 pesos la entrada en general.
10 pesos para niños, estudiantes, profesores, tercera edad y personas con discapacidad.
Los miércoles la entrada es gratuita.

Museo Nacional de Antropología

Se trata de un recinto de arquitectura impresionante y un emblemático museo de la Ciudad de México y del país, en el que encontrarás una vasta colección de piezas prehispánicas provenientes de todas las latitudes del territorio mexicano. Para cada una de las culturas la muerte era un tema relevante, estaba presente en muchas de las actividades cotidianas, incluidos los sacrificios y la guerra.

Por ello, en cada una de las salas es común encontrar representaciones de los dioses de la muerte, diversos artículos funerarios y que hacen alusión a sacrificios para las deidades. Una de las piezas más bellas es la Coatlicue, una diosa considerada madre de los dioses y patrona de la vida y la muerte.

Dónde:
Av. Paseo de la Reforma y calzada Gandhi s/n Chapultepec Polanco
mna.inah.gob.mx

Horarios y costos
De martes a domingo de 09:00 a 19:00 horas
La exposición permanente cuesta 65 pesos
Menores de 13 años, profesores, estudiantes, adultos mayores y personas con discapacidad entran gratis.
Los domingos la entrada es gratuita para el público nacional y extrajeros residentes en México.

Museo de la Muerte en Querétaro

En 1997 se fundó el Museo de la Muerte en San Juan del Río, Querétaro con el objeto de mostrar a la muerte como un fenómeno cultural que siempre nos acompaña. Está alojado en las antiguas instalaciones del panteón de la Santa Cruz, del siglo XVIII.

Aquí podrás adentrarte en ritos prehispánicos en honor a la muerte y en los de distintos periodos históricos del país, asimismo, la colección que podrás apreciar incluye iconografías sobre el purgatorio y el infierno. Es todo un viaje al otro mundo.

Dónde:
Calle 2 de abril s/n, colonia Centro, San Juan del Río, Querétaro

Horarios y costos:
Todos los días de 10:00 a 17:00 horas
La entrada general cuesta 10 pesos.

Museo de las Momias de Guanajuato

¿Te imaginas verte rodeado de 100 cuerpos momificados? Esto es lo que puedes encontrar en este museo, donde se exhiben las momias extraídas del Panteón de Santa Paula. Se ha convertido en una gran atracción en el estado, por ello el museo se preocupa por explicar a los visitantes lo que representa la muerte para la cultura mexicana.

El museo se divide en 11 espacios dedicados a la explicación de los orígenes del museo y de las momias que se exhiben.

Dónde:
Explanada del Panteón municipal s/n centro del panteón, Guanajuato.
momiasdeguanajuato.gob.mx

Horarios y costos;
Lunes a jueves: de 09:00 a 18:00 horas. Viernes a domingo: de 09:00 a 18:30 horas.
Entrada general: 55 pesos
Estudiantes, maestros y niños de entre 6 y 12 años: 36 pesos
Adultos mayores y residentes de Guanajuato: 17 pesos
Personas con discapacidad: 6 pesos
Uso de cámara de video o fotográfica: 20 pesos

¿Qué otro museo nos recomendarías para adentrarnos en la muerte?

 

Pensamiento crítico y humanismo en la actualidad

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 31 Octubre 2016 Visto: 2909

la jornadaPor Gustavo Ogarrio. La Jornada
Hay ocasiones en que el “pasado” nos ofrece ciertas pruebas enigmáticas de su posible actualidad, a pesar de esta superstición de modernidad que casi nos obliga a asumir que todo legado humanista o tradición crítica deben ser superados por el llamado “pensamiento único” o por teorías que se autonombran como las únicas capaces de configurar una crítica al sistema capitalista en su momento actual. Algo así parece que ocurre con el humanismo en América Latina. ¿Es el humanismo americano una mimesis de larga duración del humanismo europeo y, por lo tanto, está condenado a reproducir su matriz antropocéntrica, racionalista, individualista y autoritaria? ¿O es el humanismo latinoamericano una reconfiguración crítica del eurocentrismo colonizador que niega trágicamente su propio origen?
El humanismo crítico en América: en el comienzo fue un sermón

Hace más de cinco siglos, en el año 1501, un sermón de Fray Antonio de Montesinos, que junto con un grupo de dominicos había llegado a La Española en los inicios de la colonización de América, se va transformar en el símbolo de un naciente humanismo crítico. El discurso de Montesinos es una respuesta enfática a la destrucción de los colonizadores, una interrogación que sería el eje de una política de resistencia jurídica de larga duración contra ciertas nociones hegemónicas de justicia.Montesinos pregunta: “¿No son éstos acaso hombres?” Y esta pregunta se transforma en la defensa de la humanidad de los “aborígenes”, así como en un programa de reconstrucción humanista y en un anclaje de la memoria crítica ante las consecuencias de la conquista y de la colonización. Es necesario recordar una de las polémicas que fue resultado de la pregunta de Montesinos y que marcó la manera en que se comprendería la cuestión del despojo colonial y la explotación indígena: la polémica que sostuvieron Bartolomé de las Casas –defensor de una vía pacífica y del reconocimiento pleno de la humanidad y racionalidad indígenas– y Juan Ginés de Sepúlveda –quien veía en la fuerza colonial y en el uso de la violencia imperial un método legítimo de dominación religiosa–, los cuales debatieron sobre la estrategia de evangelización que se tendría que seguir con los pueblos indígenas. Montesinos y los dominicos de La Española son quizás los primeros que comprenden como una necesidad la reformulación tanto del concepto como de la práctica de la justicia, es decir, de discutir una visión humanista que tenía como punto de partida a sujetos violentados y escindidos por los efectos de la conquista, esa colonización que se jugaba en las orillas de la visión dominante y de la defensa de la humanidad indígena.

Bartolomé de las Casas fue heredero del espíritu humanista de Montesinos. Francisco Fernández Buey, luego de advertir sobre el desencuentro y la incomprensión que en España se produce con la obra de las Casas, puntualiza sobre su legado filosófico y cultural: “las Casas contribuyó a destruir la falacia naturalista de la cultura europea sobre las otras culturas... pone ante el espejo a la propia cultura y se atreve a argumentar la autocrítica de la misma, precisamente frente al etnocentrismo y al racismo que han acompañado históricamente al pensamiento humanista e ilustrado.”

Frei Betto, escritor y teólogo brasileño, también ha propuesto una serie de preguntas a propósito de la interrogación principal del discurso de Montesinos, las cuales actualizan y hacen presente esta dimensión problemática del pasado: “¿Por qué la teología europea parece hoy tan estéril? ¿Qué visión crítica expresa acerca de la sociedad neoliberal? ¿Cuál es su enfoque profético? ¿Qué futuro desean los cristianos europeos para Europa y para el mundo? ¿El perfeccionamiento del sistema capitalista u ‘otro mundo es posible’? ¿Qué signos se dan hoy de solidaridad efectiva con los pobres de África, de Asia y de América Latina?”

¿Es necesario volver a preguntar hoy cuáles son los efectos del colonialismo moderno en las condiciones de vida de sociedades como la latinoamericana, o podemos prescindir de esta memoria para comprender el mundo global y postmoderno, que hoy incluso nos exige renunciar al metarrelato del humanismo? ¿Es el humanismo latinoamericano una afirmación universal del individuo, o es una reivindicación de la humanidad de aquellos sujetos que permanentemente han sido inferiorizados ya sea por su condición étnica, política, cultural, religiosa e incluso laboral o migratoria?

Otro ejemplo que puede ayudarnos a plantear ciertos problemas que implican una visión crítica, narrativa y humanista del pasado, es sin duda el de la figura de Tezozómoc (h. 1520- h. 1610), quien ha sido identificado culturalmente como el primer sujeto “mestizo” durante el período novohispano. Tezozómoc se enfrenta a un dilema humanista diferente al de Montesinos y las Casas. Como cristiano indígena, con una situación bicultural y bilingüe, Tezozómoc se impone un deber de memoria para emprender la escritura de dos de los testimonios más dramáticos que produce la colonización: su Crónica Mexicana y la Crónica Mexicáyotl relatan sus orígenes biculturales con una memoria náhuatl en perspectiva cristiana. Tezozómoc es descendiente de Moctezuma y sus relatos avanzan bajo una operación cultural de suma complejidad, inscrita desde la llegada de los españoles a tierras americanas y descrita por Martin Lienhard como el “secuestro de la letra escrita por la oralidad”.

Heredero de ese linaje mexica que balbuceó como pudo el origen desaparecido, acaso sus crónicas y sus historias precolombinas prefiguran ya un país para siempre escindido. Hernando de Alvarado Tezozómoc nace en caballo de agua cuando Hernán Cortés ya ha difundido como pólvora milenaria el anuncio de un Nuevo Mundo, el germen de todos los “males” y “bienes” de ultramar, la profecía de los hombres barbudos abriendo el futuro de la cristiandad a golpes de espada. Sus pies macizos y morenos caminaron por los pasillos del Colegio de Santa Cruz en Tlatelolco cuando el fuego de los peninsulares se expandía ya irreversible, tan sólo para que su caligrafía advenediza ampliara el caudal de esa memoria de río, para defender el legado de los que para siempre habían sido despojados del Universo: “...pero nuestros antepasados no habrán muerto en la memoria de los hombres, si consigo dar cuenta de los hechos que los hicieron tan grandes”.

Tezozómoc escribe de rodillas ante una herencia quemada, bifronte, con un pie de gigante invisible puesto en el mejor de sus pasados tenochcas y en esa larga memoria de un nosotros que lo lleva hasta Moctezuma, el último de los magníficos, en esa poderosa lengua de los vencidos que como serpiente se escabulle entre las risas vergonzosas de los conquistadores. Tezozómoc se roba el fuego maldito de la lengua castellana y con ella emprende la contraconquista verbal del pasado: deja en sus crónicas bilingües el esplendor oral de las piedras que hablan, la figura de ese anciano macehual que soñó la destrucción de todos los templos; agua y fuego que mueren ante el humo blanco de los forasteros.

Tezozómoc, el primer pájaro de tinta que tiene el privilegio amargo de describir las ruinas de los vencidos y que acaso, en las palabras que Moctezuma le dijo a Nezahualpilli ante la inminente caída de México- Tenochtitlán, alcanza a condensar todos los miedos del viento: “Y yo, ¿adónde iré, heme de volver pájaro, he de volar o esconderme? ¿Habré de aguantar a lo que sobre nosotros el cielo quisiera hacer?”

¿No es acaso el drama de Tezozómoc un paradigma de este deber de memoria con la propia comunidad en una situación extrema de aniquilación? ¿No es precisamente la estrategia postmoderna del fin de los relatos humanistas y críticos de la modernidad una exigencia de olvido, un obstáculo para las obligaciones y deberes de memoria con nuestras propias comunidades?

Una memoria crítica del humanismo en Nuestra América

¿Cuál es el legado de este humanismo americano, crítico y narrativo, que podemos empuñar para situarnos en el mundo que hoy vivimos? Si, como afirma Jean-Francois Lyotard, el “metarrelato” del humanismo está en crisis terminal, el pensamiento crítico corre el peligro de quedar atrapado en los “juegos del lenguaje” de la condición postmoderna; su criterio para valorarse sería su capacidad para competir en el mercado de las ideas. Sin embargo, todavía es necesaria esa memoria crítica y humanista del colonialismo para colocarnos ante el colonialismo actual, corporativo y transnacional, y para interpretar las violentas políticas antimigratorias, las guerras globales y locales, de prevención antiterrorista o de la apropiación poscolonial de los recursos naturales.¿Cómo distinguir y diferenciar en la producción de pensamiento crítico qué es mercancía y qué no? Quizás sería útil evocar un planteamiento de Adolfo Sánchez Vázquez. Desde el marxismo, Sánchez Vázquez distingue tres momentos en el proceso de constitución de la obra de arte: el momento de la producción, que es el de la creación estética y en el que está presente el mundo como posibilidad libertaria de apropiación y afirmación artística; el momento de su difusión, de su puesta en circulación (el momento del mercado), y el momento de la recepción, el de su interacción con el receptor y que, de alguna manera, completa la obra. Sánchez Vázquez advierte que entre estos tres momentos existe una estrecha relación, pero también un momento de afirmación autónoma del momento mismo de la producción y de la creación de la obra. Sin embargo, siempre está presente el riesgo de una trágica confusión entre el momento de la creación y el del mercado; en esta posibilidad se juega la independencia misma de la obra de arte o, en este caso, la del pensamiento crítico. El pensamiento también ingresa a cierto “mercado” y siempre corre el riesgo de concebirse y programarse únicamente bajo las leyes de ciertas mercancías “intelectuales” y de la llamada “sociedad del conocimiento”.

Todo el tiempo acechan a las matrices americanas de pensamiento crítico, de las cuales el humanismo es sólo una de ellas, formas básicas o sofisticadas del mercado: ¿cuál es el deber de la crítica humanista ante este desafío permanente? La historia de Nuestra América tiene todavía muchas lecciones que darnos: es necesario, quizás como Montesinos y las Casas, enfocarnos en esas perspectivas críticas y humanistas que son incómodas para la hegemonía del Estado neoliberal y del mercado capitalista, que aspiran a totalizar la vida humana como mercancía. Por ejemplo, colocarnos a contracorriente del triunfalismo de la democracia liberal, de los rasgos colonialistas de esa supuesta democratización planetaria o regional, es decir, en la afirmación y perspectiva humanista de aquellos sujetos que hoy son prácticamente borrados de la racionalidad liberal: los sujetos migrantes, mexicanos y centroamericanos, perseguidos por el giro fascista de la política antimigratoria que se dicta desde Estados Unidos; el exterminio de la diversidad étnica y lingüística de los pueblos indígenas; la extrema vulnerabilidad de millones de mujeres que padecen índices alarmantes de violencia en múltiples dimensiones; los sujetos latinoamericanos inferiorizados al máximo por el libre mercado y por el multiculturalismo dominante.

Quizás nuestro deber de memoria crítica del colonialismo implique volver a narrar las historias inmediatas de la injusticia, a reconstruir la noción misma de justicia, a señalar las graves consecuencias deshumanizadoras de ese Estado nacional que dejaron tanto las dictaduras y los sistemas políticos y económicos despóticos, autoritarios y de exterminio selectivo, o la misma “guerra” contra el crimen organizado en América Latina.

Como lo ha indicado Estela Fernández Nadal, en su estudio sobre la obra del filósofo argentino Arturo Andrés Roig, la “raíz” del humanismo en tierras americanas está vinculado directamente a las “voces acalladas” y sometidas a los procesos de violencia y despojo, a esa emergencia de sujetos éticos y críticos en diferentes momentos de la historia de América Latina: “Según Roig, la recurrencia casi obsesiva del problema del sujeto en el pensamiento latinoamericano tiene relación con la violencia, el despojo y la objetivación total de la humanidad americana que representó la conquista de América; como consecuencia de ello, los americanos, en tanto pueblos sometidos y negados en su sujetidad, experimentarían en adelante la necesidad de preguntar por su identidad. Se trata de una necesidad de expresarse, de saberse, de reconocerse en su universal condición humana y en su específica determinación social, cultural, espiritual; necesidad experimentada por diferentes grupos humanos insertos en lo que José Martí llamó ‘Nuestra América’, del pasado y del presente, que, por su condición subalterna, luchan por romper con el estado de cosas instituido, desde el descubrimiento hasta la actualidad.” •

Licenciado en Estudios Latinoamericanos por la FFyL de la UNAM, es ensayista, periodista y articulista en diversos medios impresos, y profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana. Entre sus libros, La mirada de los estropeados (FCE, 2010) y Épicas menores (Secretaría de Cultura de Michoacán, 2011).

 

En la dosis está el remedio… o el veneno

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 27 Octubre 2016 Visto: 3146

dosisLuis Javier Plata Rosas. Algarabía
Una sustancia, ya sea un alimento, bebida o medicamento, puede ser benéfica o dañina para el organismo según la cantidad que se consuma. La dosis hace la diferencia entre un remedio y un veneno.
En 2011 un grupo de químicos del Canisius College, en Búfalo, Nueva York, llamó la atención de sus colegas al presentar un caso de envenenamiento por demás extraño. La víctima en cuestión era un joven político que había decidido cambiar su estilo de vida sustituyendo la carne de cualquier tipo por vegetales, dándole un lugar especial en su dieta diaria a las nueces de Brasil, de la especie Bertholletia excelsa.
Meses después de haber iniciado su régimen vegetariano, el político comenzó a experimentar fatiga, náuseas, diarrea, sabor metálico en la boca, olor a ajo y otros síntomas característicos de envenenamiento por selenio —este elemento se encontraba en una concentración mucho mayor a la normal, según los análisis sanguíneos—.
El pobre político —mas no político pobre— concluyó después de esta experiencia que jamás debió cambiar los jugosos y blandos cortes de res por la fría dureza de las nueces. «La dosis hace el veneno», sentenció Paracelso, y en el caso de las nueces de Brasil basta con sólo media docena de ellas —equivalente a 800 microgramos de selenio— para duplicar el límite diario recomendado de este elemento en el organismo.
Todas las cosas son veneno y nada es sin veneno; sólo la dosis permite que algo no sea venenoso. Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus von Hehenheim —Paracelso—.

Al lector gourmet que le parezca una nimiedad padecer de selenosis1 y sus consecuencias físicas —pérdida de los dientes y afectaciones en el sistema nervioso— puede que le sea útil saber cuántas nueces tendría que ingerir para que su caso pase de una intoxicación crónica a una aguda, y de ahí a un acta de defunción: bastan 0.5 gramos de selenio —cerca de 4 mil nueces ingeridas «en una sola sentada»— para convertir a este alimento en un veneno letal. Entonces, si alguien buscara envenenar a su prójimo valdría la pena recordar el dicho persa que cuestiona: «¿Por qué usar veneno, si puedes matar con miel?» O con nueces, o con cualquier otra sustancia, incluyendo el agua. En rigor, Paracelso y los persas tenían razón.2
El selenio, requerido por el organismo en mínimas cantidades, en esencial para el funcionamiento normal de la glándula tiroides.

Una dosis —no letal— de conceptos toxicológicos
Es momento de definir algunos conceptos fundamentales en toda introducción a la ciencia de los venenos, la toxicología —en una dosis que no provoque sintomatología negativa alguna en el lector—, comenzando por la definición de veneno.
Un veneno es toda aquella sustancia que puede producir cambios anormales, indeseables o perjudiciales —incluso la muerte— en un organismo que es expuesto a ella —comida, bebida, inhalada o absorbida por la piel—. Sin querer ser paranoicos, pero sí paracelsianos, hemos visto que cualquier sustancia puede ser inocua y benéfica en concentraciones bajas, pero tóxica y hasta letal en grandes cantidades —«grande» varía muchísimo dependiendo de si con «sustancia» nos referimos a agua, café, alcohol o cianuro—.
Gracias a Paracelso sabemos que no hay tal equivalencia entre «natural y sano» o «artificial y dañino»; la vitamina C o ácido ascórbico, por ejemplo, puede sintetizarse a partir de la glucosa en el laboratorio y no hay absolutamente ninguna diferencia entre la vitamina creada artificialmente y la que se encuentra de forma natural en los cítricos. Del top 10 de los venenos más letales, la mayoría no son obra de los químicos de bata blanca, sino un «regalo» de la naturaleza.
¿Qué tanto es tantito?
Para medir la toxicidad de una sustancia se llevan a cabo experimentos de laboratorio conocidos como estudios de dosis-respuesta. La dosis es la cantidad total de una sustancia a la cual es expuesto el individuo, y la respuesta son los cambios en el organismo ocasionados por ésta. Usualmente, a mayor concentración de una sustancia tóxica, mayor es el efecto que ésta tiene, pero es variable cómo ocurre esto: puede pasar, por ejemplo, que uno no muestre ningún síntoma hasta que se alcanza cierta concentración del veneno o que, por el contrario, se observen cambios gradualmente, a medida que se va aumentando la dosis de la sustancia.
Como no sólo sería poco ético sino también ilegal experimentar con humanos, hemos recurrido a la ayuda involuntaria de otras especies, esperando que cuanto le pasa a una rata pueda más o menos aplicarse —luego de hacer las consideraciones necesarias— de manera confiable a la nuestra. Como puede atestiguar todo asistente a una fiesta en la que el bebedor consuetudinario termina con una botella de tequila sin problema, en tanto que el bebedor bisoño se siente «incómodo» luego del primer caballito con limón y sal, dos individuos de la misma especie pueden presentar respuestas diferentes ante una misma sustancia.
En los estudios de dosis-respuesta, la dosis en la que una sustancia resulta letal es expresada en términos estadísticos: al valor necesario para convertir a un elemento en veneno mortal para la mitad de los entes sujetos a experimentación se le conoce como Dosis Letal media, o dl50, y entre más tóxica sea la sustancia, menor es el valor de esta unidad.
Las bebidas alcohólicas tienen una dl50 casi idéntica a la del tricloretileno, solvente y contaminante muy común en las aguas subterráneas; así, en términos de toxicidad, cada trago de tequila es más o menos igual a tomar un trago de tricloroetileno.

De vuelta al caso de los bebedores de tequila, es gracias también a nuestras experiencias en fiestas en donde abunda el alcohol que sabemos que no es lo mismo intentar emborrachar a nuestra menuda amiga de 50 kg que al «gran» anfitrión de 120 kg; o que, en el caso de especies animales, no es igual envenenar con rotenona a una rata que a un caballo.3 Por ello, las unidades de dl50 se expresan en miligramos de sustancia tóxica por kilogramo de peso del individuo.
«Claro que el café es un veneno lento; hace 40 años que lo bebo», filosofaba Voltaire. En efecto, el efecto tóxico del café es bastante bajo, y es seguro que ni los que editan esta revista, ni los algarabiadictos «trabajólicos» se acercan a la dl50 correspondiente; pero en el otro extremo tenemos a la botulina —toxina botulínica—, compuesto generado por la bacteria Clostridium botulinum en alimentos mal enlatados, que ha sido incluso considerada como arma de destrucción masiva. La dl50 de la botulina es de 0.00001 mg/kg y, aunque una cucharada de esta sustancia podría matar a un cuarto de la población mundial, actrices y actores la usan en forma de Bótox para aniquilar arrugas —aunque sea de manera temporal y pasajera—, confirmando así, en sentido inverso, la máxima del excelso Paracelso.
Dosis letal
Estos son algunos ejemplos de dosis que resultan letales en sustancias que son de consumo cotidiano —suponiendo que el consumidor es un humano de 50 kg de peso y que se le suministra de forma oral.
Agua: 10 litros —caso clínico registrado, 17 litros—
Azúcar: 1.2 kg
Sal: 600 g
Cafeína: 100 tazas
Aspirina: 100 tabletas
Ácido oxálico —espinacas—: 7 kg
Alcohol —whisky—: 1 litro
El alucinante pez de los sueños —y de las pesadillas
El turista que visita las playas mediterráneas no necesita peyote ni chamanes para gozar —o sufrir, según sea el caso— de una experiencia por entero alucinante: basta con que consuma un filete de buen tamaño del llamado dreamfish o «pez de los sueños», de la especie Sarpa
salpa. Aunque aún se ignora cuáles son los compuestos que producen alucinaciones parecidas a las provocadas por el ácido lisérgico —lsd— en los inocentes comensales, se sospecha que estas toxinas son producidas por ciertas algas que sirven de alimento a este pez, y que poco a poco se van acumulando en su escamosa piel.
Enterados de sus efectos alucinógenos, durante el Imperio Romano el consumo de Sarpa salpa añadió un propósito recreativo al meramente nutricional, ya que permitía amenizar las comilonas, mientras que en 
las islas polinesias se le empleaba con propósitos ceremoniales. En la actualidad, sin embargo, los reportes de alucinaciones por ingestión de Sarpa salpa son sumamente extraños; de hecho, en la literatura científica hay únicamente dos casos clínicos de ictioalienotoxismo —en jerga médica, es el envenenamiento por ingestión de pescado caracterizado por alucinaciones y otras perturbaciones en el sistema nervioso central— certificados desde la década de los 90.
El protagonista del primero de estos incidentes fue un ejecutivo cuarentón que, en abril de 1994, más tardó en terminar su pescado durante una cena en la Riviera Francesa que en vomitarlo por la noche. Al día siguiente, su vista empezó a nublarse y comenzó a experimentar alucinaciones en las que se le aparecían animales agresivos gritando, por lo que decidió acudir al hospital a pie, en lugar de manejar, porque su auto estaba rodeado por gigantescos artrópodos —otra alucinación, por supuesto—. Estos psicodélicos efectos, junto con la memoria de éstos, desaparecieron 36 horas después de haber ingerido el «pez de los sueños»

 

Esculturas para soñar a las afueras de Puebla

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 27 Octubre 2016 Visto: 3142

esculturasMÉXICO DESCONOCIDO
Imagina una escultura tan grande que jamás cabría en un museo. Y piensa que sobre ella puedes caminar, escalar o incluso patinar. Así es el nuevo Conjunto Escultórico Vivencial del Parque Estatal Flor del Bosque en Puebla. ¡Conócelo!
El venado más grande del mundo, recubierto con piezas de talavera poblana denominación de origen, descansa en medio de un pequeño foso. Se trata de una hembra embarazada. Pero no sólo fue creada para admirarla tranquilamente, sino que puedes conocer sus entrañas, sentarte a tocar tambores en su interior —el latido de su corazón—, subir al mirador que está en su frente y, finalmente, salir disparado por un tobogán, como si volvieras a nacer.

Tras una importante renovación, el Parque Estatal Flor del Bosque, al oriente de la capital poblana, reabrió sus puertas en septiembre de 2016. Además de sus casi 700 hectáreas de pastizales y bosques de encino —donde viven numerosas aves y mamíferos como el venado cola blanca—, el parque tiene un nuevo atractivo: el Conjunto Escultórico Vivencial. Este original proyecto fue concebido por Carlos Carsolio, gran alpinista mexicano, ingeniero civil y escultor.
Foto: Mini García

Las piezas que componen el espacio están inspiradas en la naturaleza, el deporte, la geología y, curiosamente, las matemáticas. Están pensadas para vivirlas intensamente: a pie, en patineta o patines, escalando y saltando. Así, con toda la familia, podrás divertirte explorando una escultura-cueva, una escultura-arenero y una escultura-teorema de Pitágoras; podrás subir a la torre de parkour, pararte sobre un aro de acústica perfecta, practicar tus mejores trucos en patineta o reflexionar sobre la valentía y la vida misma, rodeado de bosque y bajo la mirada imperturbable del volcán La Malinche.

Mini García
Foto: Mini García

Además es posible caminar por un jardín gigante, como si te hubieran convertido en bicho. Llamada Florilegio, esta escultura es al mismo tiempo un juego de agua con compuertas que los visitantes pueden controlar. Muy cerca encontrarás un conjunto llamado Adagio, Súbito y Fuga, que hace homenaje a algunos de los animales más característicos de la región. Finalmente verás dos circuitos de concreto para patineta, patines y bici acrobática. No te sorprendas si te encuentras con algunos de los deportistas más talentosos de México en estas disciplinas practicando sus mejores trucos.
Mini García
Foto: Mini García

Después de visitar el Conjunto Escultórico, quédate a disfrutar los demás atractivos del Parque Estatal Flor del Bosque, que tiene, entre muchas otras cosas, un Jardín Terapéutico para recorrer sin zapatos, tirolesa, aviario y cabañas, así como varios programas de protección de la fauna local y el medio ambiente.

Parque Estatal Flor del Bosque

Carril a San Bartolo S/N. Exhacienda San Bartolo Flor del Bosque, colonia Casa Blanca. Amozoc de Mota, Puebla.
Tel. (222) 286 - 0920 / 0790 / 0029
Flordelbosque.pue.gob.mx/

 

Pan de muerto, una manera “dulce” de conocer México

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 27 Octubre 2016 Visto: 2681

panMÉXICO DESCONOCIDO
El mes de octubre en México es un mes de perdición, ¿quién puede controlar la tentación de comer este pan dulce? Yo, no.

Hace poquitos días les contaba cómo viví y sigo viviendo cada año la llegada del Día de Muertos. Una de mis fechas favoritas del calendario, que ayuda a todos a recordarnos que la vida está para vivirla, y que la muerte, es mucho más que un adiós.
Octubre no sólo me gusta porque llegan ellos, los que se fueron. No sólo porque México luce en todos los lugares del mapa de un naranja brillante con la flor de cempasúchil. También me gusta porque es tiempo de disfrutar sin control alguno del pan de muerto. Y es que, cuando pasa la fecha, ¡hay que esperar otro año para saborearlo!

Junto a mi primer Día de Muertos, hace tres años, llegó ésta delicia que se convirtió en un gran descubrimiento. Comencé a ver que los supermercados, las panaderías, TODO, se llenaban de esos panes con forma “extraña” que yo no conocía. Y que no podría dejar pasar como curiosa profesional que soy, es imposible para alguien como yo no probar TODO lo que –yo no tengo la culpa- lleva mi nombre puesto o me llama desde las panaderías, supermercados, TODO eso que pasas al lado y te hace morir de antojo.

Las primeras piezas

Siempre me han dicho que donde fueres haz lo que vieres, así que, como buena chica y bienmandá que diríamos a la española, tomé mi charola y deposité cuidadosamente mis primeras adquisiciones. ¿Qué más podía hacer? Obvio, N-A-D-A.

Supe, en ese primer bocado que di, que estaba perdida. Uno sabe esas cosas, sabe que ante las causas perdidas es mejor sucumbir y no pelear, dejarse llevar aunque sea a la deriva y preocuparse después de qué pasará. No voy a mentir, había días que perdía la cuenta de los panes de muerto que podía comer. ¡Es literal! Yo sólo podía pensar en llegar a casa, sentarme y disfrutar de ese sabor a agua de azahar que, además, me recordaba a casa, pues es uno de los ingredientes del Roscón de Reyes español, propio del Día de Reyes.

Comerlo así, solito, claramente no era la opción más apropiada, como todos los que están leyendo estas palabras estarán de acuerdo conmigo. Así que no me quedaba más remedio, un gran sufrimiento, lo sé, que prepararme alguno que otro –o muchos- chocolates de Oaxaca. ¿A quién no se le antoja ya en la tardecita, cuando la noche comienza a llegar, un pan y un chocolate? No mientan, sé que a todos.

Después del pan...

Al pasar los días y después de hacerme fan del pan de muertos. Yo notaba como mi ropa pues parecía, así, ligeramente , que estaba como más ajustada, sin embargo mi mente me decía: “es un efecto de la altura de la ciudad, que todavía no estás acostumbrada, tú no te preocupes”. Y entonces yo le hacía caso, porque recuerden soy bienmandá, seguía comiendo y comiendo, como si fuera lo único que pudiera hacer en mi vida. Una muerte dulce, claro.

Cuando pasó la temporada, y mi amado compañero de tardes otoñales comenzó a desaparecer de los supermercados, de las panaderías, de todos lados, mi corazón sintió una gran punzada de tristeza sabiendo que pasaría un año hasta volver a reencontrarnos. ¿Qué haría ahora sin él? ¿Cómo pasaría mis horas? ¿Qué sería de esos chocolates oaxaqueños solitarios?

No habían pasado días cuando me di cuenta que el pan de muerto no se había ido, no me había dejado sola, no no no, al revés, me dejó con unos kilos de más para que lo recordara. Lo que no imaginaba es que el pan de muertos es sólo el inicio de una temporada de comilonas que no termina hasta enero o quizá febrero.

Ahora, sigo amando el pan de muerto, pero un poquito menos fuerte que en nuestro primer encuentro. Así son los amores, intensos a ratos. Y así es México, ese lugar que te recuerda que elegiste un mal país para estar a dieta.

 

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