Este edificio es uno de los más antiguos palacios condales en la Ciudad de México. La historia del Palacio de los condes de Miravalle se mantiene cimentada sobre una interesante leyenda.
Dicen que en el siglo XVII, Leonor Arias perdió a su esposo, el capitán Pedro Ruiz de Haro –quien había hecho una inmensa fortuna con la extracción de plata en la mina del Espíritu Santo situada en la Nueva Galicia, hoy Jalisco– y eso la condujo a sumirse en la pobreza junto con sus tres hijas, padeciendo la añoranza que conllevaba la viudez en aquella época.
Al quedar desprovistas de su fortuna se vieron obligadas a buscar un hogar austero, fue así como encontraron una pequeña ranchería en el valle central de la Nueva España que llevaba el nombre de Miravalle.
Una tarde, mientras las cuatro mujeres trabajaban en su nuevo hogar, pasó cerca de ellas un hombre indígena, quien las saludo de acuerdo a los hábitos cordiales de aquellos años, y les preguntó si tenían una tortilla, pues el hambre que traía lo hacía sentir fatigado. Aunque vivían inmersas en la pobreza, Leonor mantuvo sus virtudes intactas así que les pidió a sus hijas que molieran el maíz, prepararan tortillas con una salsa de molcajete para aliviar la desdicha de aquél hombre. Una vez que terminaron de comer, el indio le dijo a la madre: –¡Dios se lo pague niña, piense mucho en Dios y tenga confianza que pronto obtendrá oro y plata de una mina que yo te daré! ¡Pasado mañana volveré!
Efectivamente, el hombre regresó a Miravalle con los metales que prometió a aquellas mujeres, y con los cuales podrían recuperar un poco de su fortuna cuando los fundieran. Al regresar a su estatus económico y social, doña Leonor casó a sus tres hijas con hombres que pertenecían a familias distinguidas, e inició la construcción de otro hogar, también en el centro de la entonces Nueva España, el cual no pudo concluir pues la muerte –o la pobreza incluso– le llegó antes.
En 1670, el canciller mayor del tribunal de la Santa Cruzada del Reino de la Nueva España –quien también era patrono de misiones eclesiásticas en Baja California– Don Alonso Dávalos Bracamonte de Ulibarri y de la Cueva, obtuvo los títulos de Conde y Vizconde de Miravalle, por lo que obtuvo fácilmente la propiedad de aquel terreno que le pertenecía a Doña Leonor.
Como la mansión estaba un poco deteriorada, el conde reunió dinero de algunos negocios que tenía para su remodelación. Pero la abandonó durante los años de la guerra de Independencia, por lo que esta propiedad fue adquirida después por Ángel Calderón de la Barca –primer embajador español en México– quien estaba enamorado de la tierra mexicana, y buscó que muchas personas llegaran a conocer la calidad de vida que ofrecía México por medio unas cartas que él redactó.
En 1850 el palacio de los Condes de Miravalle albergó el Hotel Bazar, considerado uno de los mas importantes y cosmopolitas de la ciudad en la época post independista, y así lo hizo durante 80 años.
Arquitectura con pasado artístico
Desde el siglo XVII hasta el momento, el edificio ha sido constantemente remodelado. Aunque conserva un aspecto colonial debido a sus muros y marcos de cantera adintelados, es difícil definir la época arquitectónica en la que se construyó, aunque algunos expertos consideran que la fachada representa un estilo barroco.
La decoración presenta un escudo de armas, una imagen de la Virgen de Guadalupe –que se encuentra en el balcón central–, una escultura de Mardonio Magaña conocida como Las comadres y el famoso mural de Manuel Rodríguez Lozano: El holocausto.
Las últimas obras mencionadas fueron adquiridas por Francisco Sergio Iturbe, dueño de este inmueble en 1930. Él se encargó de la transformación total del palacio cuando decidió incluir dentro de éste algunos espacios comerciales. Como Iturbe era amante del arte, llegó a ser mecenas de varios pintores y escultores de la época, y fue así como conoció a Manuel Rodríguez Lozano.
En 1983, el Palacio de los Condes, sufrió mas transformaciones, pues fue convertido en un lugar para albergar restaurantes y comercios cuando el Sr. Salvador Sandoval la adquirió para devolverle su esplendor. Ha funcionado también como galería de arte en diferentes exposiciones, la mas publicitada fue la exposición de Francisco Iturbe. Gracias ella se conoció parte de la historia oculta que conservaba este lugar.
Palacio de actualidad
El día de hoy es un lugar que sigue siendo bastante concurrido, donde mantiene su historia. Tan sólo al entrar por el vestíbulo quedas enamorado del lugar. Los frondosos naranjos en su patio –la única parte que se ha conservado desde hace siglos– son testigos de la nueva época de esta edificación; el Palacio de los condes de Miravalle es un complejo turístico que alberga la leyenda de la caridad recompensada, belleza arquitectónica digna de admirar y fotografiar.
Fuente: algarabía.com