Admirado por Benito Mussolini y Francisco Franco, criticado por la pluma mortífera de Carlos Marx, Simón Bolívar no fue el héroe perfecto, ni el hispanista católico, tampoco el nacionalista iberoamericano y mucho menos fascista, comunista, chavista o socialista. ¿Quién fue en verdad Simón Bolívar?, se preguntó Enrique Krauze durante su conferencia Simón Bolívar El demonio de la Gloria, donde abordó el carácter humano, social e histórico de un personaje que por décadas se ha tornado emblema de muchas causas.
Ante todo, fue un criollo republicano que creía en los valores de la República a la manera de Roma, expresó. No fue un revolucionario social, tampoco un monarquista; fue un criollo temeroso de la Revolución de los Pardos, un republicano que creía en la libertad y en la virtud de los ciudadanos. Pero ¿qué buscaba? "La gloria de Julio César y Napoleón", él nunca quiso dinero porque fue el hombre más rico de Venezuela y aunque murió en la pobreza, tampoco ambicionó el poder, detalló el historiador mexicano.
Sin embargo, Krauze ataja: "Es imposible sustraerse a la fascinación por Bolívar. A mí no me gusta la palabra héroe, pero si algún personaje de la historia latinoamericana merece con toda legitimidad el título de héroe, es sin duda Simón Bolívar", señaló la noche del jueves en el Colegio Nacional. Pero aclaró que el culto a Bolívar, tal como ocurre siempre con los héroes, oculta a la persona.
LAS MUJERES. Durante la conferencia, Krauze refirió la publicación del libro American Liberator de la peruana Marie Arana, novelista y editora del diario Washington Post, "una mujer muy seria que ha publicado un libro que aún no circula en México", donde cuenta que tuvo 35 mujeres que lo amaron.
"Creo que se quedó corta: él era un hombre de las mujeres. Bolívar (1783-1830) fue huérfano de padre y madre (antes de los 10 años), el niño más rico de Venezuela, proveniente de la familia de mayor alcurnia criolla y fundadora de Caracas". E imaginen a ese niño que llega a España y se enamora perdidamente de una mujer, se casa a los 17 años, vuelve a Venezuela con ella, comienza a enseñarle su herencia de plantíos de cacao, ganados... pero a los cinco meses la mujer muere de fiebre amarilla, evoca Krauze.
Entonces Bolívar entendió que su vida estaba hecha para otras cosas y no para el amor. "Hay una tragedia central en la vida de Bolívar: se quedó sin familia y sin amor en la infancia y en la adolescencia. Eso está bien recogido en la historia de Marie Arana", puntualizó.
Pero, ¿quién fue Bolívar? Un insurgente de primerísima hora, radical, que en 1805 juró liberar América en Roma, un admirador de Napoleón hasta el momento de su coronación.
DEIFICACIÓN. En algún momento los historiadores venezolanos Manuel Caballero y Germán Carrera quisieron criticar el culto a Bolívar por primera, pero justo en ese momento llegó al poder Hugo Chávez.
Sólo señalar que desde mediados del siglo XIX, en 1842, se podría hablar de la deificación, o cuando menos beatificación y santificación de Simón Bolívar, quien ocupa un lugar realmente de santidad religiosa. "No es sólo Hugo Chávez el que llevó a extremos esa santidad, pues en Venezuela ocupa un lugar de santidad mayor que el del cura Hidalgo, Morelos y Juárez".
Lo cierto es que "si hay un hombre que leyó a Bolívar de pies a cabeza y de la primera a la última de sus 3 mil cartas, ese fue Hugo Chávez, quien desayunaba, comía y cenaba desde joven con Bolívar; él soñaba con Bolívar y no hay nada risible ni nada que reclamar de eso, le tenía una admiración infinita al hombre, al militar, al héroe", explicó.
Pero como se sabe llevó ese culto a extremos notables, dijo. "Por ejemplo, cuando dio el golpe de estado en 1992 dijo que éste lo habían dado junto con Bolívar; o cuando fue presidente mantuvo una silla vacía para representar la presencia de Bolívar", entre otros detalles, como la modificación del nombre de Venezuela a República Bolivariana de Venezuela.
ESCÉPTICO. Definir a Bolívar es tan complejo que sería difícil tacharlo de cristiano, expresó el historiador mexicano, porque en sus cartas las menciones a Jesús caben en una mano. "Era un escéptico hombre de la ilustración del siglo XVIII, no era un hombre religioso; nada más lejano del cura Miguel Hidalgo y José María Morelos".
Por cierto, añadió, Bolívar tenía "una prosa extraordinaria, limpísima, emocionante, clarísima como el agua que fluye, fue un escritor admirable". Pero en esencia, fue un republicano que creía en la libertad porque él era ante todo un lector de Roma y los clásicos, de Plutarco y Montesquieu, de los clásicos del siglo XVIII, por eso es tan absurdo que se le llame socialista.
Lo cierto es que nunca resolvió cómo debía distribuirse el poder en los países de América Latina y lo consumió el drama de la dispersión que vivieron los países por los que buscó la libertad. "En ese sentido creo que Bolívar es vigente, pues los temas que le preocuparon, como la Revolución, el límite del poder y el nepotismo son todavía temas nuestros".
FUENTE: www.milenio.com.mx