En el libro Colección Casasola se cambian las clásicas fotos de la Revolución por estampas de la vida cotidiana en la capital a inicios del siglo XX
REDACCIÓN
No todo son adelitas en el archivo Casasola
Foto Cortesía Archivo Casasola
CIUDAD DE MÉXICO.
El material fotográfico de la Colección Casasola contiene más que material capturado sobre el tema de la Revolución Mexicana. Un ejemplo es el libro homónimo que compila 50 instantáneas sobre la ciudad y sus alrededores, donde puede apreciarse el esplendor del Zócalo, el interior de la Escuela Nacional Preparatoria (hoy Antiguo Colegio de San Ildefonso), la actividad cotidiana en la calle de Madero y las fuentes que eran instaladas durante las primeras cuatro décadas del siglo XX.
La publicación, realizada bajo la curaduría del fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, es una mínima selección del acervo que resguarda el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Pachuca, “el cual muestra los rasgos esenciales de la vida cotidiana en la Ciudad de México, dejando de lado las imágenes de la Revolución que ya hemos visto hasta el cansancio, las cuales se han convertido en una especie de sinónimo para este archivo”, detalló en entrevista Daniel Escorza, investigador del INAH.
Así que esta selección muestra otro ángulo de la Colección Casasola, dijo el investigador, que “resalta la vitalidad en las calles de la ciudad, donde podemos observar su rostro entre los años 20 y 40 del siglo pasado”.
Un ejemplo son los vehículos de época, la moda y el atuendo de las personas, con el uso del sombrero entre niños, jóvenes y hombres, así como la publicidad del momento, la manera como se realizaban las campañas de vacunación, el tranvía
—que hasta los años 60 fueron muy socorridos en la metrópoli—, los espectáculos deportivos y los diferentes tipos de familias.
Digamos que es un acercamiento al trabajo y al uso del tiempo libre en la urbe de uno de los acervos fotográficos más importantes de América Latina que, a final de cuentas, funciona como un viaje al pasado a través de archivo condensado por el fotógrafo Agustín Víctor Casasola (1874-1938), el cual sería adquirido por el Estado mexicano en 1976, comentó Escorza.
Además, reconoció que este libro muestra una mínima parte del material existente: “Hablamos sólo de 50 fotografías, pero el archivo está compuesto por casi 400 mil registros, los cuales van del negativo en cristal al negativo en nitrocelulosa e impresiones en plata gelatina. Ya digitalizamos 95% del archivo y puede ser consultado desde la página oficial de la Fototeca Nacional”, dijo.
El acervo está organizado como lo dejó Agustín Víctor Casasola: por temas, por lugar de la República Mexicana, por asunto y fecha de la instantánea. Sin embargo, aún persiste el problema para identificar al autor de cada fotografía, dado que este archivo contiene el trabajo de numerosos fotógrafos como Jerónimo Hernández, Ezequiel Álvarez Tostado, Antonio Garduño, Ezequiel Carrasco, Abraham Lupercio, el propio Agustín Víctor Casasola y su hermano Miguel, entre muchos otros.
Lo anterior, dijo Escorza, “ha sido un problema para la historia de la fotografía en México, porque apenas se está desarrollando el tema y contiene el trabajo de la agencia de información gráfica que fue fundada en 1912 por Agustín Casasola y su primo Gonzalo Herrerías, quienes adquirieron imágenes de sus contemporáneos”.
Una de las imágenes más interesantes del volumen es aquella donde aparece un grupo de ferrocarrileros que posan juntos a una locomotora. “Está fechada entre 1936 y 1938 y sabemos que fue tomada en alguno de los talleres donde eran resguardados los ferrocarriles; desconocemos quién es la muchacha que posa desde la ventanilla, junto a otro personaje de corbata de moño, que parecería un trabajador administrativo. Pero lo interesante es el registro de los ferrocarrileros, con su overol, en una imagen bien lograda desde el punto de vista técnico que quizá fue captada por Gustavo o Ismael Casasola, hijos de Agustín.
Otra es la instantánea utilizada para la portada, captada durante la Semana Santa de 1914 por Abraham Lupercio, “donde se pueden observar que una familia vende a los llamados judas, que en ese momento eran caracterizados como revolucionarios, justo en el año en que el régimen de Victoriano Huerta iba en decadencia y los constitucionalistas avanzaban sobre la Ciudad de México”, concluyó.
TÍTULO: Colección Casasola
Compilador: Daniel Escorza Rodríguez
EDITORIAL: DGP, México, 2018, 64 pp.