Ericka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
El liberal Ignacio Ramírez El Nigromante no fue un héroe ni un santo, sino un personaje crítico en la historia de México y nunca se dobló ante el poder. ‘‘Esos son los tipos de héroes que necesitamos ahora”, sostiene el historiador Pablo Piccato, profesor del departamento de Historia de la Universidad de Columbia, uno de los invitados a los festejos para conmemorar el 200 aniversario del natalicio del poeta, periodista, funcionario y legislador, que desde el pasado lunes se desarrollan en San Miguel de Allende.
El Nigromante fue esencial ‘‘en el siglo XIX para fundar una sociedad secular y un pensamiento nacional que no estuviera anclado en lo colonial, lo religioso y lo militar; creo que es el tipo de hombre público que es necesario rescatar hoy porque no fue un militar ni un hombre de poder ni un hombre rico, fue pobre hasta sus últimos días; no escribió demasiado, nunca publicó un libro aunque sí lo hacía en periódicos, como Don Simplicio (que fundó).
‘‘Fue un iconoclasta –prosigue Piccato en entrevista con La Jornada–, un crítico no sólo de la religión y del militarismo sino también de algunas premisas liberales, de la soberanía, de la opinión pública; criticaba muchísimo eso de que la opinión pública es soberana, porque decía que ésta la inventan los periódicos y los oradores. Para él la soberanía debería ser la soberanía de la inteligencia. Era un tipo que tenía un pensamiento social profundo, decía podemos hacer las constituciones que queramos; tiene un verso que dice que las constituciones hay que cambiarlas como se cambian los calzones, pero nada va a servir si no se ataca la desigualdad, la explotación y el colonialismo”. Criticó el nacionalismo, a Santa Anna y Benito Juárez y ese ‘‘moralismo liberal que se disfrazaba de anticlericalismo pero que en realidad era tan moralista como el catolicismo. Era fascinante”.
Foto
▲ Pablo Piccato durante la charla con La Jornada. El historiador y académico participa en la conmemoración por el bicentenario del natalicio de El Nigromante.Foto José Antonio López
Periodista valiente
Ignacio Ramírez (San Miguel el Grande, 1818-Ciudad de México, 1879) criticó también el nacionalismo y fue de los primeros en emplear la poesía satírica en la prensa mexicana.
‘‘Guillermo Prieto también la usaba pero El Nigromante fue el que utilizó la poesía de forma más efectiva como arma política y para reírse de las personas.”
A los años que pasó encerrado en la biblioteca aprendiendo astronomía, química, los clásicos y a la fama que siguió por el escándalo de su discurso donde dice que Dios no existe, se suma su trabajo periodístico. ‘‘Fue un periodista muy valiente y con muchos recursos, y también fue encarcelado, vivió en el exilio, amenazaron con ejecutarlo, lo pusieron en las peores cárceles, y se dedicó mucho a dar clases”.
Todo eso abre la puerta para que se lea de nuevo. ‘‘Están sus obras completas y un libro del Fondo de Cultura Económica. Existen trabajos sobre él muy inteligentes, pero es muy difícil hacer una biografía porque hay pocos documentos. Creo que merece un estudio, si no biográfico, por lo menos narrativo para entenderlo. La única biografía de él la escribió Altamirano, es la que todo mundo usa. Contar su historia sería muy útil y eso podría ser posible juntando lo que han hecho otros académicos y lo publicado”.
–¿El Nigromante es una tarea pendiente de la historia, los historiadores o de la ficción?
–No soy escritor de ficción, pero ahí hay una mina de oro. Hay mucha ficción histórica en México que no me gusta porque es como historia heroica, trágica; creo que tratar de entender la subjetividad de estos personajes, sus dilemas, las condiciones en las que trataron de escribir, es fascinante y merece que alguien haga buena ficción.