Hilos de historia. Colección de Indumentaria del Museo Nacional de Historia es el título del libro que surge como resultado de la exposición homónima que reunió una selección de prendas de vestir que datan de la época colonial hasta la década de 1970, entre las que se encontraban cuatro vestidos de corte, zapatos, abanicos, sombrillas, además de atuendos de próceres nacionales, como Vicente Guerrero, José María Morelos, Benito Juárez, Venustiano Carranza, Francisco Villa, entre otros.
La muestra, que se exhibió entre 2015 y 2016 en los museos Nacional de Historia (MNH), Castillo de Chapultepec, en la Ciudad de México, y del Noreste, en Monterrey, Nuevo León, fue apreciada por más de 400 mil visitantes.
En el primer artículo, La colección de indumentaria del Museo Nacional de Historia, María Hernández hace referencia a la integración de dicho acervo en dos momentos: el que corresponde al inicio de la colección en el Antiguo Museo Nacional, con el arribo de las prendas de los héroes nacionales y los primeros vestidos de uso femenino, legada posteriormente al Museo Nacional de Historia; y el segundo, con lo adquirido a lo largo de los 70 años de funcionamiento de este recinto”.
Por su parte, la investigadora María del Carmen Arechavala escribió el capítulo ¿Cuánto costaba vestirse entre 1840 y 1870? Los placeres y tormentos de la moda, donde refiere que adentrarse en la moda decimonónica, “no es una frivolidad o un capricho, sino un medio para conocer patrones de consumo y conducta, una forma de aproximarse a la economía, un artilugio para la comprensión de industrias relacionadas, una herramienta para entender el comportamiento de los mercados nacionales y de todo aquello que llega de importación; es la historia del gusto y de la vida cotidiana.
“Hablar de ropa es, también, tocar rivalidades, diferencias de clase, de tipos, de castas. Es deleitarse con su aparición dentro de la literatura y la manera de condimentar el paisaje con múltiples formas de vestir”.
En el tercer artículo, El cuerpo envuelto y modificado: el vestido como protagonista social (México en el tránsito del siglo XVIII al XIX), la especialista Atzín Julieta Pérez Monroy aborda las prendas que se utilizaban en esa época: el vestido corte imperio y la incursión del pantalón largo como se conoce actualmente.
Pérez Monroy narra en el libro que en Europa y América los caballeros exhibieron sus piernas tan sólo cubiertas con medias durante siglos; en cambio, a mediados del siglo XIX, cuando se había impuesto el uso del pantalón, las piernas masculinas se ocultaron y a ningún hombre que se considerara honorable se le hubiera ocurrido mostrarlas en público.
“Por el contrario, en los tiempos en que los varones lucieron piernas torneadas —incluso con ayuda de rellenos— las damas las ocultaron y a lo más que llegaron fue a exponer el pie y los tobillos, que se convirtieron en un gran atractivo, incluso con significación erótica. Y no fue sino hasta el siglo XX cuando los vestidos de las mujeres se acortaron paulatinamente hasta llegar a la minifalda de Mary Quant”.
Finalmente, Verónica Kuhliger y Laura G. García Vedrenne, conservadoras del MNH, redactaron el artículo Conservación y restauración, en el Museo Nacional de Historia, en el que, a decir de Kuhliger, se aborda de manera general dónde, por qué y para qué se hace la conservación y restauración de indumentaria en el museo; desde el diagnóstico, el análisis material, el cual incluye la composición química y biológica de las fibras, colorantes, etcétera, hasta la propuesta de intervención, sin dejar de lado la investigación histórica y tecnológica. Asimismo, toca la conservación preventiva, importante para evitar llegar a la acción propiamente de restauración.
En el artículo también se mencionan algunos casos específicos, como la generación de soportería y montaje, los trabajos realizados a un ropón del siglo XIX, a un vestido de polisón y a un abanico de seda, así como la conservación del pañuelo con el que se envolvieron los restos óseos del conquistador Hernán Cortés, pieza que fue intervenida para exhibirla en la exposición.
Verónica Kuhliger resaltó que es la primera vez que se hace un libro con esta temática, aunque el museo ha publicado de otras exposiciones de corte histórico y con fotografías que las atestiguan, es la primera ocasión que se habla de una colección particular, cuyos objetos fueron de uso común, pero hoy en día se ven como patrimonio cultural colectivo.
La publicación se complementa con una selección de 80 imágenes en las que aprecia a detalle algunas de las piezas.