Lánzate al estado más pequeño de México y descubre la hermosa arquitectura colonial de su capital, saborea sus exquisitos platillos típicos y descubre sus fantásticos poblados y zonas arqueológicas.
1. En la capital, El Palacio de Gobierno es una excelente opción para comenzar a conocer Tlaxcala. Su belleza radica no sólo en su exterior, que muestra un bello estilo plateresco; también en su interior descubrirás excelentes murales pintados al fresco por el artista tlaxcalteca Desiderio Hernández Xochitiotzin, representando la historia del estado.
2. El ex convento franciscano de Nuestra Señora de la Asunción, también en la capital, fue uno de los primeros templos edificados en toda América. Destaca por su techo artesonado, uno de los más bellos de México; un gran campanario, separado del edificio de la iglesia, y el conjunto arquitectónico en general. Además, fue el primer sitio donde se llevaron a cabo obras de teatro en náhuatl con fines de evangelización.
3. El estado de Tlaxcala se identifica por su gran tradición taurina por lo que no puedes dejar de conocer la Plaza de Toros Jorge Aguilar “El Ranchero”. Es considerada una de las más bellas del país gracias a que la torre de la Catedral escolta esta joya de la tauromaquia tlaxcalteca.
4. Entre las delicias culinarias del estado, destaca la tradicional sopa tlaxcalteca que, junto con el mixiote de conejo, los escamoles y la carne en pulque, ha dado fama al estado pequeño. No te puedes ir sin probar este manjar elaborado a base de caldo de frijoles y chile chipotle, acompañado de tortillas secas, chicharrón, queso panela y aguacate picado. ¡El paladar lo agradecerá!
5. La zona arqueológica de Cacaxtla en sí es suficiente razón para visitar el estado de Tlaxcala. Destaca por sus excelentes pinturas murales, muy bien conservadas, que datan de los años 600 a 900 a. C. Te sorprenderán los colores y figuras bien definidas donde se aprecia la influencia maya sobre esta cultura del Altiplano Central.
6. A 45 kilómetros de la ciudad de Tlaxcala te encontrarás con el Pueblo Mágico de Huamantla. Su arquitectura francesa invita a caminar entre sus calles para admirarla, y sus museos, no menos interesantes, merecen una visita obligada: el Museo Nacional del Títere Rosete Aranda exhibe piezas, algunas elaboradas por la familia Rosete Aranda, y otros provenientes de Asia y Europa. Por su parte, el Museo Taurino, ubicado junto a la Plaza de Toros la Taurina, es otro de los imprescindibles en cuyas salas exhibe carteles del siglo XX y los ajuares representativos de la fiesta brava.
7. En el mes de agosto vive la Noche que Nadie Duerme en el esplendor de la también conocida como Feria de Huamantla. Durante estas fiestas, celebradas en honor a la Virgen de la Caridad, los huamantlecos adornan las calles del Pueblo Mágico con enormes y coloridos tapetes de aserrín, y decoran los templos con flores. ¡Un espectáculo de color simplemente fascinante!
8. Si de atractivos naturales se trata, el Parque Nacional La Malinche es ideal para disfrutar de la naturaleza regional y realizar actividades al aire libre. Este sitio, declarado en 1938, cuenta con albergues en las faldas del volcán en cuya cima se puede apreciar el paisaje de tres estados, así como del Pico de Orizaba, el Itzaccíhuatl y el Popocatépetl. Te robará el aliento.
9. A tres kilómetros de la ciudad de Tlaxcala, se encuentra uno de los ejemplos más bellos de la arquitectura barroca poblano-tlaxcalteca: el Santuario de la Virgen de Ocotlán. De acuerdo a la leyenda, la virgen que se resguarda en su interior se le apareció a Juan Diego Bernardino para indicarle la construcción de este bello templo. Curiosamente sucedió diez años después de la aparición en el cerro del Tepeyac, y se dice que la figura de la Virgen cambia de color de acuerdo al calendario cristiano o a los acontecimientos de la sociedad.
10. Esta tierra del centro de México también presume de artesanos apasionados por su oficio. Los artífices huamantlecos han conservado la hechura antigua de los otomíes para fabricar papel amate. Por su parte, las máscaras de los huehues, elaboradas a mano, también son una excelente pieza para llevar a casa durante el Carnaval de Tlaxcala.