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Ximena Ayala y Renata Wimer en una escena de Broken heart story, obra que plantea una reflexión sobre la mujer contemporánea, así como interrogantes alrededor del género femenino, algo que va más allá de cualquier cultura, explica Wimer en entrevista con La JornadaFoto Jesús Villaseca
Ericka Montaño Garfias
Periódico La Jornada
El elenco se encuentra listo para la función en un espacio poco convencional: un bar de la Ciudad de México (CDMX).
Aquí no hay telón que se levante. La obra Broken heart story comienza; esta historia y sus personajes se desenvuelven en todo el lugar, cerca del público, muy cerca; los límites del escenario los marcan los metros cuadrados del segundo piso de un restaurante bar ubicado en la colonia Condesa.
Esta puesta en escena, codirigida por Renata Wimer –quien también es la protagonista– y Víctor Zapatero, con dramaturgia de la finlandesa Saara Turunen, ha sido montada por otras compañías en varios lugares del mundo. El tema es universal: la mujer.
Contexto pop y tintes surrealistas
Broken heart story plantea una reflexión sobre la mujer, la mujer contemporánea; se pregunta sobre la identidad y es algo que va más allá de cualquier cultura. Se habla a todas las mujeres que nos preguntamos nuestras condiciones, sobre nuestra identidad, nuestras búsquedas, el amor, la profesión, explica Renata Wimer en entrevista con La Jornada.
La dramaturgia de Saara Turunen es muy interesante, casi cinematográfica, muy rápida, vertiginosa, está llena de muchas imágenes y a nosotros nos interesó mucho el tema surrealista, el tema onírico que tiene la obra para poderlo explotar también visualmente, y en esta área está sintetizada en un pop surrealista. Podríamos decir que habla sobre la identidad femenina, sobre preguntas alrededor de la mujer, en un contexto muy pop y con tintes surrealistas, define Renata Wimer, directora y fundadora de la compañía Teatro de Mundo Producciones.
Víctor Zapatero explica que el discurso de Broken heart story es femenino en el que “los papeles masculinos son de observadores; no nos clavamos en la visión masculina. He ahí la importancia de esta obra que habla de mujeres que buscan una profesión, ser reconocidas profesional, intelectual y socialmente y sacrificar una relación amorosa o de familia.
La reflexión de los hombres en esta puesta en escena es de gran asombro, pero nosotros somos partícipes de eso porque explotamos a la mujer en anuncios de coches y las exhibimos y somos quienes pagamos por esos automóviles y por esos anuncios; a veces, por eso es una crítica tremenda hacia la sociedad actual.
Viaje introspectivo con la interrogante, ¿quién soy?
Es al mismo tiempo un autorretrato de la autora, afirma Wimer. Uno de los personajes centrales es una escritora que está en una crisis creativa y no puede salir adelante. No puede escribir su obra maestra porque ha perdido su alma. Este es un viaje para encontrar a esa parte de ella que han sido olvidada, reprimida. Aquí los sueños, los símbolos, los personajes le van revelando cosas sobre sí misma; entonces es un viaje introspectivo con la pregunta, ¿quién soy.
Con todo lo que ha sucedido en décadas pasadas, no sólo del feminismo, hay un replanteamiento de los valores, de los caminos, de cuáles son los papeles de la mujer y del hombre en las parejas, cómo nos enamoramos, qué significa la vida de pareja, la vida profesional. Hay muchas cosas que siempre están puestas ahí como una reflexión continua para la sociedad, añade Wimer.
La obra no da una respuesta directa, simplemente dice estamos aquí frente al mundo capitalista, donde estamos todos sumergidos en esa vorágine del consumo y de las ideas que tenemos acerca de las cosas.
La intención de la puesta en escena, tercia Víctor Zapatero, es mostrar un espejo delante de todos los otros donde nos miremos y nos reconozcamos. A veces lo más difícil de mirarte en espejo es encontrar tu mirada y aquí lo hacemos de una manera muy divertida.
Y es una apuesta por el teatro multimedia: imágenes que se proyectan en el muro, sonidos, los actores que se reflejan a sí mismos a través de una cámara, cambios de vestuario, a veces están en frente, en un pequeño escenario, otras entre las mesas o en las escaleras del lugar.
Queremos romper la frontera de lo cotidiano, que te vuelvas loco en el espectáculo, que te diviertas, que participes, es una locura de obra. En este pequeño espacio, en ese pequeño escenario, hay cinco actores que desarrollan una historia extraña, donde cambian muchos escenarios y transcurre la obra en un tiempo largo y en muchos escenarios. Esto no hubiera sido posible sin este uso de la multimedia, la parte visual es otro personaje dentro de la obra, detalla Víctor Zapatero, quien también está a cargo de la iluminación.
En la obra Broken heart story participan también Ximena Ayala, Marcos García, Roldán Ramírez y Katia Castañeda. La escenografía y multimedia es de Alain Kerrou, el diseño sonoro de Joaquín López Chas, el vestuario de Sol Kellan, la traducción de Luisa Gutiérrez y la fotografía de Pablo Méndez.
Las funciones son los miércoles a las 21 horas en el segundo piso del restaurante La Capital (Nuevo León 137, colonia Condesa). La temporada concluirá el 2 de mayo.