La Jornada
Rusia y Francia celebrarán este año el 200 aniversario del nacimiento del bailarín, coreógrafo y maestro de ballet Marius Petipa (Francia, 1818-1910), considerado el padre de la danza clásica y el creador más importante de la escuela rusa de ballet.
Diversos espectáculos y coloquios forman parte de las actividades programadas para conmemorar el bicentenario del natalicio del coreógrafo de origen francés, cuyos trabajos representan la culminación del ballet clásico.
Con el apoyo del gobierno de San Petersburgo y del Ministerio de la Cultura de la Federación de Rusia, la Academia Vaganova de Ballet organiza un coloquio internacional con el título Homenaje a Petipa, que se realizará el 10, 11 y 12 de marzo de 2018.
En el sitio web Danza Ballet se anuncia que el 11 de marzo de 2018 se festejará el 200 aniversario del nacimiento de Petipa, quien comenzó su carrera en escenarios de Bruselas, Nantes, Burdeos, París y Madrid, pero sobre todo en San Petersburgo, donde trabajó durante más de 50 años y donde adquirió reconocimiento mundial.
Petipa creó los principales ballets del siglo XIX: La bella durmiente, El lago de los cisnes, La bayadera, Don Quijote, Raymonda y muchas otras obras que el mundo entero continúa admirando.
Gracias al coreógrafo de origen francés se conserva el ballet romántico Giselle, con el que creó el estilo del ballet académico, asentó los fundamentos de la escuela de ballet clásico y formó varias generaciones de bailarines excepcionales, entre las que figuran Anna Pavlova y Agrippina Vaganova.
En Rusia, el trabajo de Petipa permitió conservar las mejores tradiciones del ballet europeo de los siglos XVII y XVIII, por eso será celebrado por el ballet internacional a lo largo de 2018.
Se estima que participarán representantes oficiales de Rusia y de Francia, así como personalidades del mundo del ballet y especialistas reconocidos del arte coreográfico.
Además, el coloquio mostrará los lazos culturales que existen entre Rusia y Francia, país que desde 2015 inició los festejos por el bicentenario de Marius Petipa.
De acuerdo con los organizadores de la academia rusa del homenaje a Petipa, se han programado conferencias sobre los lazos internacionales que ha producido el coreógrafo entre Rusia y Francia en el campo del ballet.
Algunos de los temas que abordarán los especialistas en el homenaje serán las puestas en escena de los ballets de Petipa en el siglo XIX y principios del XX, quiénes eran los intérpretes de los ballets en esa época y cuál fue la música que inspiró al creador y cómo fue la relación entre el coreógrafo y los compositores. También se hablará sobre aspectos biográficos y las cuestiones relativas a la herencia artística de Petipa.
El Ballet Bolshoi realizará una gala de ballet con el título El Gran Petipa, en el teatro Bolshoi el 6 de julio. Mientras el Ballet de Hamburgo anunció que incorporará a su repertorio uno de los trabajos más importantes de Marius, Don Quijote,el cual se unirá a obras maestras de coreógrafos internacionales como La Fille mal gardée, de Frederick Ashton.
Francia también ha anunciado que durante 2018 se realizarán celebraciones y conferencias para analizar el importante papel de Petipa en la historia del ballet. En Burdeos se llevará a cabo un simposio, en fecha por confirmar, con actos culturales que culminarán en Marsella, lugar de nacimiento del bailarín y coreógrafo.
Marius Petipa trabajó durante casi 60 años en el Teatro Mariinsky en San Petersburgo y tuvo una profunda influencia en el ballet clásico ruso moderno. Dirigió muchos de los mejores artistas del ballet ruso y desarrolló coreografías que conservan una posición importante en el repertorio de la danza rusa.
Petipa y su hermano Lucien (más tarde bailarín principal en la Ópera de París) fueron entrenados por su padre, maestro de ballet activo durante mucho tiempo en Bruselas. Después del debut de Marius en Nantes, Francia, en 1838, bailó en Bélgica, Francia y Estados Unidos (apareció en Nueva York en 1839) antes de aceptar un compromiso en España, donde reunió material para ballets producidos posteriormente en Rusia.
El coreógrafo produjo más de 60 ballets. Trabajó a partir de planes cuidadosamente detallados que se convirtieron en la base del ballet clásico moderno en Rusia. Posteriormente colaboró con Chaikovski en El cascanueces (Casse Noisette, coreografía de su asistente Lev Ivanov) y La bella durmiente, y presentó versiones del Lago de los cisnes, Raymonda y Giselle, que han sido revividas con frecuencia.