La escultura se desplomó durante el sismo de 7.1 grados en escala de Richter que tuvo lugar el pasado 19 de septiembre
SONIA ÁVILA
Foto: Eduardo Jiménez.
CIUDAD DE MÉXICO.
Envueltas en plástico y cintas de carga, las esculturas La Fe y La Caridad de la Catedral Metropolitana se desmontaron ayer con una grúa hidráulica. Debido a que se desplazaron durante el sismo del 19 de septiembre pasado, que incluso colapsó la pieza La Esperanza, la Secretaría de Cultura decidió desmontar las piezas para su protección y restauración. Las tres esculturas fueron hechas por Manuel Tolsá (1757-1816), quien las montó en la Torre del Reloj del recinto religioso en 1813.
Desde las ocho de la mañana, el equipo de ingenieros de la empresa CAV montó frente a la Catedral una grúa con capacidad de 220 toneladas, y un “brazo” de 60 metros de distancia. Y a partir de un estudio previo, determinaron bajar primero La Caridad, envuelta con bandas de poliéster y fibra de carbono con las que se formó una red para abrazar la escultura, y sobre ésta se cubrió con plástico de burbuja. Protegida por completo, la pieza se colgó a un gancho para que la grúa la bajara hasta el atrio. Los trabajos de ensamble tardaron más de dos horas.
En la explanada, un montacargas llevó cada escultura a la curia donde permanecerán, junto con los restos de La Esperanza, en resguardo hasta iniciar la restauración, señaló Raúl Delgado Lamas, director general de Sitios y Monumentos de la Secretaría de Cultura.
“Tienen muchas afectaciones, polvo, hongos, tienen descamaciones, tienen fisuras. La Caridad tiene una fractura en la base y se desplazó en el sismo. Muchas de estas afectaciones y deterioro se han producido y acentuado por la forma en que están arriba. Hay veces que estamos a menos seis grados y en el día llegamos a más de 40; esas oscilaciones de temperatura las lastiman”, advirtió el arquitecto sobre las esculturas que tienen un peso de cuatro toneladas y son de piedra blanca, aunque por la erosión se aprecian grises.
Las tres piezas son de autoría de Manuel Tolsá y las montó en 1813, pero, a decir de Delgado, por la inestabilidad del país frente al movimiento de Independencia, decidió sentarlas sobre la base sin ningún gancho; sólo utilizó mortero como pegamento. “Por las prisas no las ancló como se acostumbraba en la época, con un perno de bronce o un gran perno de madera, simplemente fueron colocadas y aplicó un poco de mortero a la mampostería. El sismo (del pasado 19 de septiembre) sacudió de tal manera la Catedral que las piezas giraron y se desplazaron”, explicó.
A pesar del deterioro y riesgo de colapsarse, las tres piezas sobrevivieron más de 200 años en la cima, lo que significa sobrevivir a la gesta de Independencia, la Revolución y los sismos de 1957, 1985 y 2017. “La Secretaría de Cultura está tomando medidas de protección preventivas. Los movimientos telúricos no se pueden prevenir. Entonces, frente a los posibles movimientos se decide prevenir retirándolas”.
Se analiza la posibilidad de que las piezas originales se queden en resguardo en un museo de la Catedral, aún en proyecto, y sobre la cúpula se monten réplicas. Serán los investigadores de la propia Secretaría de Cultura y del INAH quienes decidan producir las copias.
Delgado Lamas dijo desconocer si los eventos masivos en la plancha del Zócalo afectan la Catedral por las vibraciones provocadas por los decibeles, pero señaló que en estos encuentros deben usarse bocinas dirigidas y no omnidireccionales, para evitar que el ruido afecte de manera directa el recinto declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987.
Ingeniería para desmontar
Los ingenieros de la empresa CAV tardaron poco más de dos horas en preparar cada pieza para descenderlas con la grúa. El proceso más largo fue asegurar cada una con cintas especiales llamadas eslingas que formaron una red, y con éstas hacer contrapeso para bajarla en forma recta a la explanada de la Catedral, donde un montacargas ya estaba listo para recibir cada una y llevarla a la curia.
La grúa hidráulica no pudo entrar hasta a la explanada para evitar daños en los vestigios de la antigua catedral ubicados en el sótano, por eso se efectuaron las maniobras desde la avenida. Para ambas operaciones se contrataron seguros de obra como si se tratase de una pieza de museo que se traslada a otra sede, explicó Delgado al detallar que en el proceso participaron ingenieros de la UNAM y especialistas del INAH.
El retiro de las piezas se dio luego de que La Esperanza cayera durante el sismo del pasado 19 de septiembre, y se fragmentara en dos. Incluso se ha denunciado el daño en la propia Catedral como fisuras en pisos y paredes, y las torres y cúpulas de lado sur notoriamente afectadas. Hace unos días, la Secretaría de Cultura informó que tardarán al menos un año en la reparación; una opción es sustituir piezas pesadas por más ligeras.