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Cultura y Espectaculos

Programa ITC una serie de actividades para festejar su 34 aniversario del 12 al 27 de abril

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 12 Abril 2017 Visto: 2664

itcLa Jornada de Oriente
Por E. P. Armas

Juan Antonio González Necoechea, director general del ITC, informó que los eventos que forman parte de la celebración del 34 aniversario del instituto serán de carácter gratuito. Foto:Alejandro Ancona/La Jornada de Oriente
Con actividades artísticas y culturales que se realizarán en diversas sedes del 12 al 27 de abril, el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) celebrará su trigésimo cuarto aniversario.

Juan Antonio González Necoechea, director general del ITC, enfatizó que los eventos que forman parte de esta celebración serán de carácter gratuito, con la finalidad de que un mayor número de tlaxcaltecas tenga la oportunidad de acercarse a las diferentes expresiones artísticas que contempla el programa de actividades.

“A lo largo de 34 años, el gobierno del estado, a través del ITC, ha trabajado para preservar y difundir el patrimonio cultural de Tlaxcala, y actualmente se consolida como institución referente en la región para la promoción y difusión de la cultura local”, refirió González Necoechea.

El funcionario estatal detalló que los 12 centros culturales y seis museos que opera el ITC serán las sedes que albergarán exposiciones, conciertos, sesiones de lectura y jornadas culturales dirigidas a niños, jóvenes y adultos.

Los festejos inician el miércoles 12 de abril en el Museo de Arte de Tlaxcala, con la exposición “Alumbramiento” del artista del mes, Humberto Lima, promotor cultural tlaxcalteca con una trayectoria de más de 30 años.

El domingo 23 de abril, a partir de las 12 horas, se realizará un concierto de música coral de jóvenes tlaxcaltecas, en el mismo recinto.

El Centro de las Artes, ubicado en San Luis Apizaquito, será sede el lunes 24 de abril de la sesión de lectura dramatizada denominada “Cómala en llamas homenaje a Juan Rulfo”, a partir de las 10 horas.

El martes 25 de abril, en el marco del Día Mundial del Arte, se realizará la “Jornada de Muralismo 2017 Unidos por el Arte”, en la que se realizarán trabajos monumentales de 2.44 por 1.80 metros que serán donados a escuelas de educación básica de diversos municipios.

Para involucrar a los niños tlaxcaltecas en estos festejos, el 26 de abril, en el Centro de las Artes, se realizará la Jornada Cultural con la participación del grupo “La trupe”, que ofrecerá dos funciones de teatro al aire libre, actividades lúdicas y sorpresas para los menores.

Por último, el 27 de abril, en el municipio de Tenancingo, se podrá apreciar la Exposición del Colectivo de Niñas Fotógrafas de San Pablo del Monte y más tarde la Noche de Museos en el Museo de la Plástica Desiderio Hernández Xochitiotzin.

Para conocer más de estas actividades culturales, se puede consultar la página www.culturatlaxcala.com.mx y a través de las redes sociales del instituto.

 

Salvador, de albañil a artista plástico

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 12 Abril 2017 Visto: 2860

pintorrLa Jornada de Oriente
Por José Carlos Avendaño

José Salvador Serrano González realiza la obra que presentará en una exposición pictórica que se montará en la presidencia municipal de Tlaxcala en junio próximo. Foto:Alejandro Ancona/La Jornada de Oriente
José Salvador llevaba una vida dedicada al oficio de albañil. Su labor era pesada por tener que cargar bultos de cemento, agarrar la cuchara, la pala y el pico para realizar edificaciones, pero un día, sin proponérselo, descubrió que lo suyo era el arte, así que sus herramientas de trabajo cambiaron un una paleta de colores, pinceles y tela para hacer pinturas, principalmente de paisajes.

Chava, como le dicen sus amigos, es originario de la comunidad de San Sebastián Atlahapa, municipio de Tlaxcala y lleva siete años dedicados a la pintura al 100 por ciento, pues como albañil trabajó desde los 14 hasta los 25 años de edad.

José Salvador Serrano González tiene 34 años de edad y al comentar sobre sus inicios en la labor creativa exclama: “¡hijo!, es una historia increíble, soy pintor autodidacta pues una vez cuando estaba trabajando en la construcción, principalmente en la pintura de la brocha gorda, había un muralista en el lugar y se puso a hacer su bosquejo y después a pintar, de ahí me llamó la atención, durante la hora de la comida me acercaba a observar su trabajo”.

El muralista, de origen oriental, vio el interés de Chava por su trabajo y a través de sus trabajadores le preguntó si sabía pintar y la respuesta fue que no.

“Al otro día, el muralista me obsequió un estuche de colores, pinceles y óleos porque vio que me llamaba la atención lo que él hacía y me sugirió que intentara pintar y si me agradaba podía hacerlo en mis ratos libres, de ahí creo que surge esto de la pintura”, agrega en charla con La Jornada de Oriente, mientras detalla un cuadro con el paisaje de la Capilla Abierta de la ciudad capital, como parte de su labor en el Jardín del Arte que se instala cada domingo en la Plaza de la Constitución de Tlaxcala.

“Antes de eso jamás había pintado ni descubierto que podía hacerlo, ahora me pongo a pensar cómo es que empecé a pintar, más o menos a la edad de 25 años, es algo que descubrí, me di cuenta que tenía facilidad para el dibujo y la pintura”, ahonda.

Tras descubrir lo que le gustaba, platicó con su familia que se iba a dedicar a la pintura, “a veces los familiares por apoyarme, me dicen que está bien lo que hago, pero la pintura es difícil, entonces con mucho sacrificio aquí estoy. Vivo con mis padres, soy soltero”.

Asume que su labor es por amor al arte, “definitivamente, en mi caso ya no puedo dejar la pintura, todo el tiempo debo estar en mi caballete, en los ratos que me ausento, ¡hijo!, me entra la ansiedad por estar pintando”.

Refiere que su temática es el paisaje, aunque también está dispuesto a pintar lo que sus clientes le encargan, pero como algo propio que le llama la atención es el paisaje, aunque quiere llegar a pintar algo más realista.

“Gracias a dios ahí la llevo, hay altas y hay bajas, vender un cuadro es una motivación más para decir que voy mejorando”.

José Salvador recuerda que participa en el Jardín del Arte desde hace 10 años y no falla ni un domingo, al grado que sus compañeros le llevan la cuenta de que siempre hace acto de presencia los domingos, en donde ha tenido suerte de que la gente le compre sus cuadros.

El valor de sus cuadros es variable, depende de los detalles que lleve la pintura más que del tamaño.

El cuadro que pinta a la fecha tiene un avance del 80 por ciento, aunque parece estar listo, pero comenta que quiere detallarlo lo más que pueda en virtud de que lo va a presentar en una exposición en la presidencia municipal de Tlaxcala en junio próximo.

–¿¿Te gustaría estudiar pintura?

–Estudiar sí, quién no quisiera estudiar, pero leo libros, busco en internet, para mejorar mi técnica y aparte sobre la práctica voy aprendiendo, batallar diario es lo que te lleva a ser mejor, hace cinco años mi trabajo era muy diferente y he visto que voy mejorando.

–¿Extraña la pala, el pico o cargar bultos de cemento y ladrillos?

–Sí, claro, pero a veces hago talacha en casa y recuerdo también bellos momentos,

“Es un cambio radical, pasé de un trabajo rudo a uno más delicado, pero para mí pintar no no trabajo, es un gusto”.

–¿A dónde quieres llegar en la pintura?

–A mejorar mi trabajo, no aspiro a ser famoso ni nada por el estilo, simplemente mejorar mi trabajo y llegar a la vejez pintando.

–¿Qué buscas en la pintura y qué te motiva para estar creando?

–Solamente satisfacción, si voy a pintar un paisaje, llegar algún día al grado de que el público diga que es un trabajo realista, no quiero llegar al colorido.

José Salvador puntualiza que sus colores favoritos son las gamas de los azules y verdes.

 

190 Aniversario del Natalicio del Miguel Lira y Ortega

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 12 Abril 2017 Visto: 3695

Miguel lirMiguel Lira y Ortega, nació en la ciudad de Tlaxcala el 12 de abril de 1827 y falleció en la ciudad de Puebla el 27 de mayo de 1882.
Participo en la política de su estado natal, promovió leyes y decretos en favor del pueblo tlaxcalteca. Fue considerado como uno de los principales asesores del primer Congreso Constituyente del Estado, en 1857. Pocos años después destacó en el campo de batalla, lo que le mereció los rangos de Teniente Coronel primero y Coronel después. Como secretario General de Gobierno estableció la existencia de juntas directivas de educación primaria, para hacer frente al problema educativo, ya que más de la mitad de la población del Estado no sabía leer ni escribir.
Promovió también la Ley de Elecciones de Ayuntamientos, con el fin de que los ciudadanos participaran en las decisiones del Ayuntamiento, pero sobre todo, promovió la Primera Constitución Política Local, con lo cual Tlaxcala sería considerada como Estado. Fue gobernador del Estado dos veces. Se oponía con fuerza a la reelección, es decir, no aceptaba que una persona pudiera ser gobernante por dos periodos. Sin embargo, su destacada labor hizo que el pueblo lo eligiera nuevamente. Llegó entonces por segunda vez a la gubernatura, en 1877. Pero cuando se dio cuenta de que algunos grupos políticos pretendían que se autorizaran las reelecciones de presidentes y gobernadores, Miguel Lira y Ortega presentó su renuncia al cargo, en 1879.
Más datos de su vida
Consumada la independencia de nuestro suelo, la antigua ciudad de Tlaxcala era la que resentía más que ninguna otra del continente nacional, los estragos de una guerra sin cuartel que durante once años se sostuvo entre insurgentes y gachupines, para que México pudiera reconquistar sus derechos perdidos, y su soberanía fuera reconocida, no sólo por las cortes de Europa, sino por las potencias más poderosas de todo el mundo.
En esta situación, de la opulenta Tlaxcala de más de doscientos mil habitantes de los tiempos de Xicotencatl, no quedaban más que unas cuantas casas destruidas por las inundaciones, aniquiladas por las balas del cañón, y otras cuántas familias que las habitaban sin más recursos para sostenerse que su corporal trabajo en una población sin comercio ni industria conocida, porque la de las mantas había acabado.
Entre estas familias había un matrimonio compuesto de D. Santiago Lira y Doña María Ignacia Ortega, matrimonio que se distinguía por su moralidad y buenas costumbres y de nada dudosos antecedentes, puesto que D. Santiago Lira, hijo de D. Diego José de Lira que fue dos veces gobernador de la entonces provincia de Tlaxcala, hacía remontar su descendencia hasta el trono de Xicotencatl, según el árbol genealógico que existe en el pueblo de Axotla del Monte; y doña Ignacia Ortega la hacía remontar por tradición familiar hasta la familia del Señor Arzobispo Ortega y Montañéz que desempeñó por algunos días el virreinato en tiempo de la dominación castellana.

(*) Publicado en "La Semana Política", periódico Independiente, Político y Literario; No. 62; Ciudad de México, Viernes 1º de Noviembre de 1889; Tomo I; página 518. (se respeta ortografía original)
Fuente: Revista Quórum, presencia e imagen con ideas, Tlaxcala-México, Año IV, No. 44, Mayo 2013

Miguel Tiburcio Valeriano de Lira y Ortega.De ideas liberales y con la habilidad para guiar a masas, Manuel María de Llano Lozano fue un político separatista que gobernó Nuevo León en cuatro ocasiones,

Nació el 12 de abril de 1827. Tlaxcala, México. De ideas liberales y con la habilidad para guiar a masas, político promovió leyes y decretos en favor del pueblo tlaxcalteca.

Fue considerado como uno de los principales asesores del primer Congreso Constituyente del Estado, en 1857. Pocos años después destacó como gran hombre de lucha en el campo de batalla, lo que le mereció los rangos de Teniente Coronel primero y Coronel después. Como secretario General de Gobierno estableció la existencia de juntas directivas de educación primaria, para hacer frente al problema educativo, ya que más de la mitad de la población del Estado no sabía leer ni escribir.

Promovió también la Ley de Elecciones de Ayuntamientos, con el fin de que los ciudadanos participaran en las decisiones del Ayuntamiento, pero sobre todo, promovió la Primera Constitución Política Local, con lo cual Tlaxcala sería considerada como Estado.

Gobernador
Fue gobernador del Estado dos veces. Se oponía con fuerza a la reelección, es decir, no aceptaba que una persona pudiera ser gobernante por dos periodos. Sin embargo, su destacada labor hizo que el pueblo lo eligiera nuevamente. Llegó entonces por segunda vez a la gubernatura, en 1877. Pero cuando se dio cuenta de que algunos grupos políticos pretendían que se autorizaran las reelecciones de presidentes y gobernadores, Miguel Lira y Ortega presentó su renuncia al cargo, en 1879.

 

El 10 de abril de 1789 nació Leona Vicario

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2900

leona(Leona Vicario Fernández de San Salvador; ciudad de México, 1789 - 1842) Heroína de la independencia mexicana. Esposa del escritor y político Andrés Quintana Roo, apoyó con todos los medios a su alcance la causa de la independencia, exponiéndose a multitud de riesgos y penurias.
Hija del comerciante español Gaspar Martín Vicario, natural de Ampudia (Palencia) y de la criolla Camila Fernández de San Salvador y Montiel, recibió los nombres de María de la Soledad, Leona y Camila. Quedó huérfana y permaneció desde muy pequeña bajo la custodia de su tío, el doctor en leyes y respetable abogado Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Gracias a la posición familiar y a los bienes heredados de sus padres, que quedaron bajo la cuidadosa administración de Agustín Pomposo, Leona adquirió una esmerada educación; cultivó las ciencias, las bellas artes, la pintura, el canto y la literatura.
Leona Vicario
Agustín Pomposo se había dado a conocer siendo muy joven al redactar una oda titulada Sentimientos de la Nueva España por la muerte de su virrey D. Antonio María Bucareli, y posteriormente, en 1787, con unos versos titulados La América llorando por la temprana muerte de D. Bernardo de Gálvez, demostró una sentida y profunda inclinación por la monarquía y sus representantes. La invasión napoleónica y los reveses de la realeza, que desataron la Guerra de la Independencia española, pusieron a prueba su talento poético hasta que tuvo que enfrentarse con los que consideraba "desgraciados" intentos de levantamiento y rebelión por parte del cura Miguel Hidalgo. En esa ocasión escribió una Memoria Cristiano-Política sobre lo mucho que la Nueva España debe temer de su desunión (1810).
De acuerdo con sus biógrafos, Leona creció en virtud y sabiduría, pero dotada de un espíritu rebelde y libre que no admitía ninguna tutela que impidiese su desarrollo, en un clima de apertura a todas las novedades, tanto en lo que se refería a sus lecturas como a sus amistades y actividad social. En el bufete de su tío y tutor trabajaba como pasante en leyes Andrés Quintana Roo, recién llegado de Yucatán, de quien se enamoró y con quien colaboró, llena de entusiasmo, en favor de la protesta criolla por los acontecimientos que se sucedieron en Nueva España a partir de 1808. Entre otras actividades, desde 1810 actuó como mensajera de los insurgentes, dio cobijo a fugitivos, envió dinero y medicinas y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.
Ferviente proselitista de la causa insurgente, a finales de 1812 había convencido a unos armeros vizcaínos para que se pasaran a su bando, trasladándose a Tlalpujahua (localidad en la que estaba instalado el campamento de Ignacio López Rayón), donde se dedicaron a fabricar unos fusiles "tan perfectos como los de la Torre de Londres", según Carlos María Bustamante. Poco después, las autoridades interceptaron a uno de sus correos, el cual la delató, por lo que fue vigilada y seguida cada vez más de cerca.
Finalmente, en marzo de 1813, la Real Junta de Seguridad y Buen Orden (creada al producirse el levantamiento de Dolores) decidió intervenir y le instruyó un larguísimo proceso en el que fueron apareciendo las piezas y documentos que la inculparon gravemente, entre otros los relativos a sus intentos de huida para pasarse al campo de los rebeldes. Para escándalo de su tutor, se la internó en el Colegio de Belén de las Mochas; allí fue sometida a interrogatorio y se presentaron las pruebas y diligencias judiciales que figuran en las Actas reproducidas por su biógrafo Genaro García. Según este historiador, "su simple lectura convence del valor y nobleza excepcionales de Leona, cuya actitud parece muy superior a la de tantos insurgentes que se hallaron en parecidas circunstancias".
Declarada culpable, en lugar de enviarla a la cárcel de corte se la mantuvo presa en el mismo Colegio de Belén, hasta que el 23 de abril de ese año la liberó un grupo de caballeros bajo el mando de Andrés Quintana Roo, quien la mantuvo oculta por unos días y forzó más tarde su salida de la capital, simulando ser arrieros que conducían un atajo de burros cargados con cueros de pulque. Leona, con la cara y los brazos pintados de negro, y unas cuantas mujeres, vestidas también de negro, marchaban sentadas sobre unos huacales. Los cueros y las hortalizas, al parecer, iban cargados de tinta de imprenta, además de letras y moldes de madera para la confección del periódico de los rebeldes. Empeñada en seguir colaborando con la insurgencia, huyó de la capital con destino al campamento de Tlalpujahua.
A partir de entonces su vida coincidió con la del intelectual y político yucateco, siempre al servicio de la insurgencia y del Congreso Insurgente. En la ciudad de Oaxaca, recién liberada por José María Morelos, se encontró con el resto de sus amigos, entre ellos Carlos María de Bustamante, quien escribió a Morelos contándole las aventuras de la joven. Se conocen las cartas que el líder insurgente envió a Leona desde Chilpancingo; preocupado por su situación, decidió recompensarla con una asignación económica en nombre del Supremo Congreso, más tarde ratificada y aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.
Siguiendo al Congreso que, forzado por la persecución de los realistas, peregrinó de una población a otra a lo largo de 1814 y gran parte de 1815, se mantuvo Leona acompañando a su marido, éste en condición de diputado y enseguida vicepresidente y presidente en funciones de la asamblea popular, mientras se elegía generalísimo a Morelos, se proclamaba la Independencia de la América mexicana y se daba a conocer en Apatzingán el texto completo de la Constitución de México. Leona siguió colaborando y trabajó en la confección de los periódicos que se publicaban gracias al impulso de Quintana Roo: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano.
Finalmente, capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias facciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital, donde su tío Agustín Pomposo seguía con pesadumbre y resignación las peripecias de su sobrina, tratando de influir primero en el ánimo del general Calleja y más tarde en el virrey Ruiz de Apodaca.
Delatados en 1817, Leona fue capturada en una cueva, junto a Achipixtla, cuando acababa de dar a luz su primera hija, a la que pusieron por nombre Genoveva, en ónrecuerdo de la de Brabante. En esta ocasión, la petición de clemencia en favor de su esposa formulada por Quintana Roo, que prometió entregarse, fue aceptada por el virrey. De este modo se acogieron a su indulto y fueron confinados en la ciudad de Toluca, donde permanecieron en completo retiro hasta 1820.
En julio de este año se celebró en Toluca el feliz acontecimiento de la jura de la Constitución de Cádiz, con cuyo motivo escribió Leona Vicario un poema titulado La libertad y la tiranía. En agosto de este mismo año regresaron a la ciudad de México y, consumada la independencia y en compensación por la pérdida de sus bienes familiares, el Congreso de la República concedió a Leona Vicario, en la sesión celebrada el 8 de agosto de 1823 y como respuesta a la representación elevada por ella misma, una liquidación en metálico y una hacienda de labor, pulque y ganado llamada Ocotepec, en los llanos de Apam, además de tres casas en la ciudad de México.
En 1827 el Congreso del Estado de Coahuila y Texas acordó que la villa de Saltillo se denominase en adelante Leona Vicario, constando en el expediente de concesión la respuesta agradecida de "la mujer fuerte de la Independencia" como ya era por entonces conocida. Más tarde, con una segunda hija a la que llamaron Dolores, en recuerdo de la villa en la que Hidalgo proclamó la rebelión de 1810, siguió las vicisitudes políticas, periodísticas y poéticas de su esposo, a quien defendió y por quien peleó cuando el presidente Anastasio Bustamante decidió su persecución y condena como represalia por las campañas de prensa que se difundían desde El Federalista, editado gracias a los recursos de Leona.
Fue muy comentado el incidente ocurrido en febrero de 1831, cuando algunos policías secretos visitaron su casa, en busca de complicidades y como maniobra de intimidación, lo que le motivó a solicitar una entrevista con Bustamante y a enviar unas cartas de protesta ante El Sol, el periódico oficial. A estas protestas contestó El Sol pocos días después: "En prueba de imparcialidad insertamos hoy una carta que nos ha dirigido la señorita (sic) doña Leona Vicario, esposa de don Andrés Quintana Roo, a la cual dio cosquillas una visita hecha por dos jefes de cuya educación y sentimientos no es creíble fueran a la casa de dicha señora a cometer faltas y mucho menos crímenes..."
Pocos días después El Federalista publicó una larga relación de lo sucedido suscrita por la esposa ofendida. Ello dio lugar a una larga polémica de prensa en la que intervinieron El Sol, El Registro Oficial y el propio Secretario de Relaciones, Lucas Alamán, líder indiscutible del partido en el poder, a quien Quintana Roo acusaba de "querer ultrajar un nombre respetable".

La carta firmada por Leona y dirigida a Alamán, fechada el 2 de abril, está llena de hermosos conceptos de elevado patriotismo: "Mi objeto en querer desmentir la impostura de que mi patriotismo tuvo por origen el amor, no es otro que el muy justo deseo de que mi memoria no pase a mis nietos con la fea nota de haber yo sido una atronada que abandoné mi casa por seguir a un amante... Todo México supo que mi fuga fue de una prisión y que ésta no la originó el amor, sino el haberme apresado a un correo que mandaba yo a los antiguos patriotas... Confiese usted, señor Alamán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los deseos de gloria y libertad para la patria no les son unos sentimientos extraños; antes bien suelen obrar en ellas con más vigor. Son más desinteresados y parece que no buscan más recompensa que la de que sean aceptados."
En 1833 Quintana Roo fue nombrado Secretario de Justicia de un gobierno liberal, y aunque renunció meses después por disentir de las decisiones que tomaba el partido del general Santa Anna, desde 1835 y hasta el final de su vida permaneció como Magistrado de la Suprema Corte de Justicia. Pocos años después, el 21 de agosto de 1842, falleció Leona Vicario en la ciudad de México, rodeada de su esposo y de sus dos hijas. Hasta el final de su vida había seguido escribiendo y opinando, tanto en las páginas de El Federalista como en las tertulias literarias y políticas que había sabido impulsar y a las que asistió siempre lo más granado de la sociedad liberal. Reposó inicialmente, junto con los restos de Quintana Roo, en la Rotonda de los Hombres Ilustres, pero desde 1910 sus cenizas se encuentran depositadas en la cripta de la Columna de la Independencia, en el Paseo de la Reforma.

 

10 de abril, 98 aniversario luctuoso de Emiliano Zapata

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2548

azapata(San Miguel Anenecuilco, México, 1879 - Morelos, 1919) Revolucionario mexicano. En el complejo desarrollo de la Revolución mexicana de 1910, los llamados líderes agraristas recogieron las justas aspiraciones de las clases rurales más humildes, que se habían visto abocadas a la miseria por una arbitraria política agraria que los desposeía de sus tierras. De todos ellos, Emiliano Zapata sigue siendo el más admirado.
Emiliano Zapata
Frente a la ambición sin escrúpulos o la inconsistencia ideológica de Pancho Villa o Pascual Orozco, y frente a una idea de revolución más ligada a la guerra por el poder que a la transformación social, Emiliano Zapata se mantuvo fiel a sus ideales de justicia y dio absoluta prioridad a las realizaciones efectivas. Desgraciadamente, esa misma firmeza y constancia frente a los confusos vientos revolucionarios determinaron su aislamiento en el estado de Morelos, donde acometió fecundas reformas desde una posición de virtual independencia que ningún gobierno podía tolerar. Su asesinato, instigado desde la presidencia, conllevó la rápida disolución de su obra y la exaltación del líder, que entraría en la historia como uno de los grandes mitos revolucionarios del siglo XX.
Biografía
Miembro de una humilde familia campesina, era el noveno de los diez hijos que tuvieron Gabriel Zapata y Cleofás Salazar, de los que sólo sobrevivieron cuatro. En cuanto a la fecha de su nacimiento, no existe acuerdo total; la más aceptada es la del 8 de agosto de 1879, pero sus biógrafos señalan otras varias: alrededor de 1877, 1873, alrededor de 1879 y 1883. Emiliano Zapata trabajó desde niño como peón y aparcero y recibió una pobre instrucción escolar. Quedó huérfano hacia los trece años, y tanto él como su hermano mayor Eufemio heredaron un poco de tierra y unas cuantas cabezas de ganado, legado con el que debían mantenerse y mantener a sus dos hermanas, María de Jesús y María de la Luz.
Su hermano Eufemio vendió su parte de la herencia y fue revendedor, buhonero, comerciante y varias cosas más. En cambio, Emiliano permaneció en su localidad natal, Anenecuilco, donde, además de trabajar sus tierras, era aparcero de una pequeña parte del terreno de una hacienda vecina. En las épocas en que el trabajo en el campo disminuía, se dedicaba a conducir recuas de mulas y comerciaba con los animales que eran su gran pasión: los caballos. Cuando tenía alrededor de diecisiete años tuvo su primer enfrentamiento con las autoridades, lo que le obligó a abandonar el estado de Morelos y a vivir durante algunos meses escondido en el rancho de unos amigos de su familia.
Emiliano Zapata (derecha) con su hermano Eufemio y sus esposas
Una de las causas de Revolución mexicana fue la nefasta política agraria desarrollada por el régimen de Pofirio Díaz, cuya dilatada dictadura da nombre a todo un periodo de la historia contemporánea de México: el Porfiriato (1876-1911). Al amparo de las inicuas leyes promulgadas por el dictador, terratenientes y grandes compañías se hicieron con las tierras comunales y las pequeñas propiedades, dejando a los campesinos humildes desposeídos o desplazados a áreas casi estériles. Se estima que en 1910, año del estallido la Revolución, más del noventa por ciento de los campesinos carecían de tierras, y que alrededor de un millar de latifundistas daba empleo a tres millones de braceros.
Tal política condenaba a la miseria a la población rural y, aunque era un mal endémico en todo el país, revistió particular gravedad en zonas como el estado de Morelos, donde los grandes propietarios extendían sus plantaciones de caña de azúcar a costa de los indígenas y los campesinos pobres. En 1909, una nueva ley de bienes raíces amenazaba con empeorar la situación. En septiembre del mismo año, los alrededor de cuatrocientos habitantes de la aldea de Zapata, Anenecuilco, fueron convocados a una reunión clandestina para hacer frente al problema; se decidió renovar el concejo municipal, y se eligió como presidente del nuevo concejo a Emiliano Zapata.
Tenía entonces treinta años y un considerable carisma entre sus vecinos por su moderación y confianza en sí mismo; pasaba por ser el mejor domador de caballos de la comarca, y muchas haciendas se lo disputaban. Como presidente del concejo, Zapata empezó a tratar con letrados capitalinos para hacer valer los derechos de propiedad de sus paisanos; tal actividad no pasó desapercibida, y posiblemente a causa de ello el ejército lo llamó a filas. Tras un mes y medio en Cuernavaca, obtuvo una licencia para trabajar como caballerizo en Ciudad de México, empleo en el que permaneció poco tiempo.
Emiliano Zapata (1911)
De regreso a Morelos, Emiliano Zapata retomó la defensa de las tierras comunales. En Anenecuilco se había iniciado un litigio con la hacienda del Hospital, y los campesinos no podían sembrar en las tierras disputadas hasta que los tribunales resolvieran. Emiliano Zapata tomó su primera decisión drástica: al frente de un pequeño grupo armado, ocupó las tierras del Hospital y las distribuyó entre los campesinos. La atrevida acción tuvo resonancia en los pueblos cercanos, pues en todas partes se daban situaciones similares; Zapata fue designado jefe de la Junta de Villa de Ayala, localidad que era la cabeza del distrito al que pertenecía su pueblo natal.
La Revolución mexicana
La política agraria y las abismales desigualdades sociales que trajo consigo el Porfiriato figuran entre las causas profundas de la Revolución mexicana, pero su detonante inmediato fue la decisión de Porfirio Díaz de presentarse a las elecciones de 1910. Tales "elecciones" eran en realidad una farsa pseudodemocrática para prolongar otros seis años su mandato; el viejo dictador, tras reprimir y eliminar la libertad de prensa y cualquier atisbo de disidencia política, mantenía el formalismo de hacerse reelegir periódicamente.
Francisco I. Madero, fundador del Partido Antirreeleccionista (formación política que aspiraba precisamente a interrumpir esa perpetuación), había presentado su candidatura a la elecciones de 1910, pero fue perseguido y obligado a exiliarse. Comprendiendo la inutilidad de la vía democrática, Francisco Madero lanzó desde el exilio el Plan de San Luis, proclama política en la que llamaba al pueblo mexicano a alzarse en armas contra el dictador el 20 de noviembre de 1910, fecha de inicio de la Revolución mexicana. La clave del éxito de su llamamiento en las zonas rurales radicaba en el punto tercero del Plan, que contemplaba la restitución a los campesinos de las tierras de que habían sido despojados durante el Porfiriato.

En Morelos, muchos se sumaron de inmediato a la insurrección; no fue el caso, sin embargo, de Zapata. No confiaba plenamente en las promesas del Plan de San Luis, y quería previamente ver reconocidos y legitimados con nombramientos los repartos de tierras que había efectuado al frente de la Junta de Villa de Ayala. Para la dirección del levantamiento en Morelos, Francisco Madero escogió a Pablo Torres Burgos; tras ser nombrado coronel por Pablo Torres, Zapata se adhirió al Plan de San Luis y en marzo de 1911, a la muerte de Torres, fue designado «jefe supremo del movimiento revolucionario del Sur».
Con ese rango tomó en mayo la ciudad de Cuautla, punto de partida para extender su poder sobre el estado, y procedió a distribuir las tierras en la zona que controlaba. En el resto del país, mientras tanto, se extendía y triunfaba rápidamente la Revolución: el ejército del dictador fue derrotado en apenas seis meses. En mayo de 1911, Porfirio Díaz partió al exilio después de traspasar el poder a Francisco León de la Barra, que asumió interinamente la presidencia (mayo-noviembre de 1911) hasta la celebración de las elecciones.
El Plan de Ayala
Tras la caída de la dictadura de Porfirio Díaz, y ya durante la presidencia interina de León de la Barra, surgieron prontamente las discrepancias entre Zapata, quien reclamaba el inmediato reparto de las tierras de las haciendas entre los campesinos, y Francisco Madero, que por su parte exigía el desarme de las guerrillas. Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero como presidente abriera las puertas a la reforma.
Pero, pese al triunfo revolucionario, buena parte de la maquinaria del régimen seguía en manos de antiguos porfiristas (comenzando por León de la Barra), que ocupaban altos cargos en la administración y en el teóricamente vencido ejército. Cuando, en julio de 1911, gran parte de los zapatistas habían entregado las armas, empezó el acoso del ejército sobre los campesinos y luego sobre el propio Zapata, que escapó por poco a su detención; a lo largo de aquel verano, las tropas gubernamentales echaron por tierra la obra de Zapata, pero su acción unió en su contra a los campesinos que, tomando de nuevo las armas, recuperaron posiciones y resultaron a la postre fortalecidos.
Emiliano Zapata (Cuernavaca, 1911)
En noviembre de 1911, Francisco I. Madero resultó elegido y accedió a la presidencia (1911-1913). Zapata esperaba que el nuevo gobierno asumiría sus compromisos en materia agraria; pero Madero, sometido a la presión del ejército y de los sectores reaccionarios, hubo de exigir de nuevo la entrega de las armas. Ante el fracaso de nuevas conversaciones, Zapata elaboró en noviembre del mismo año el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución (particularmente, la reforma agraria) y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario. Los que se adhirieron al plan, que eligieron como jefe de la revolución a Pascual Orozco, enarbolaron la bandera de la reforma agraria como prioridad y solicitaron la renuncia del presidente.
El resultado de ello fueron nuevos y continuos enfrentamientos armados; las fuerzas gubernamentales obligaron a Zapata a retirarse a Guerrero; el gobierno controlaba las ciudades, y la guerrilla se fortalecía en las áreas rurales. Pero ni la brutalidad inicial ni los gestos reformistas encaminados a restarle apoyo lograrían debilitar el movimiento zapatista.
Contra Huerta y Carranza
Atrapado entre los revolucionarios agraristas y los porfiristas reaccionarios, e incapaz de satisfacer a nadie, el presidente legítimo difícilmente podía sostenerse durante mucho tiempo. Madero cayó víctima de la traición de un antiguo militar porfirista, Victoriano Huerta, general de su confianza prestigiado por su victoria sobre Pascual Orozco. En febrero de 1913, con el apoyo de Estados Unidos, Huerta derrocó a Madero (al que mandó ejecutar) e instauró una férrea dictadura contrarrevolucionaria (1913-1914). Con Huerta en el poder, los ataques del ejército gubernamental sobre los zapatistas se recrudecieron, pero sin éxito. Nombrado jefe de la revolución en detrimento de Orozco, que había sido declarado traidor, Emiliano Zapata frenó la ofensiva huertista y fortaleció su posición en el estado de Morelos.
Mientras tanto, en el resto del país, la traición del usurpador Huerta suscitó el unánime rechazo de los revolucionarios. El gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, se erigió en el líder de los constitucionalistas, cuyo primer objetivo era expulsar a Huerta y restablecer la legalidad constitucional; Carranza obtuvo el apoyo de Pancho Villa, que lideraba a los revolucionarios agraristas del norte. Entre ambos lograron derrotar a Victoriano Huerta en julio de 1914.
El apoyo de Zapata había sido más tácito que efectivo, pues exigía a Carranza la aceptación del Plan de Ayala, que no llegó a producirse. Por otra parte, las campañas contra Huerta habían provocado numerosas fricciones entre figuras de tan distinto ideario y condición como Venustiano Carranza, un político procedente de la abogacía, y Pancho Villa, un popular bandolero convertido en revolucionario. Vencido Huerta, el país quedaba en manos de tres dirigentes escasamente afines.
Pancho Villa y Emiliano Zapata en el Palacio Presidencial (1914)
Venustiano Carranza aspiraba a asumir la presidencia y continuar la labor reformista de Madero. Consciente de las dificultades, convocó una convención en busca de acuerdos, pero sólo logró unir, momentáneamente, a los agraristas: en la Convención de Aguascalientes (octubre de 1914) se concretó la alianza de Zapata y Pancho Villa, representantes del revolucionarismo agrario, contra Carranza, de tendencia moderada. Carranza no tuvo más remedio que abandonar la recientemente ocupada Ciudad de México y retirarse a Veracruz, donde estableció su propio gobierno.
Poco después, en noviembre de 1914, Zapata y Villa entraron en la capital, pero su incapacidad política para dominar el aparato del Estado y las diferencias que surgieron entre los dos caudillos, a pesar de que Villa había aceptado el plan de Ayala, alentaron la reacción de Carranza. La ambición de Villa produjo la ruptura casi inmediata de su coalición con Zapata, el cual se retiró a Morelos y concentró su acción en la reconstrucción de su estado, que vivió dieciocho meses de auténtica paz y revolución agraria mientras luchaban villistas y carrancistas.
El aporte de algunos intelectuales, como Antonio Díaz Soto y Gama y Rafael Pérez Taylor, dio solidez ideológica al movimiento agrarista, y ello permitió a los zapatistas organizar administrativamente el espacio que controlaban. En este sentido, el gobierno de Zapata creó comisiones agrarias, estableció la primera entidad de crédito agrario en México e intentó convertir la industria del azúcar de Morelos en una cooperativa. William Gates, enviado de Estados Unidos, destacó el orden de la zona controlada por Zapata frente al caos de la zona ocupada por los carrancistas.
Últimos años
Sin embargo, la guerra proseguía; en 1915, la derrota de Villa permitió que Carranza centrara sus ataques contra Zapata, que por su dedicación exclusiva a Morelos carecía de proyección nacional. En febrero de 1916, Zapata autorizó conversaciones entre representantes suyos y el general Pablo González, a quien Carranza había encomendado la recuperación de Morelos. Estas conversaciones terminaron en fracaso y, al frente de sus tropas, González se adentró en Morelos. En junio de 1916 tomó el cuartel general de Zapata, el cual reanudó la guerra de guerrillas y logró recuperar el control de su estado en enero de 1917.
Emiliano Zapata
Tras esta nueva victoria, Zapata, que preveía erróneamente la inmediata caída de Carranza, llevó a la práctica un conjunto de avanzadas medidas políticas, agrarias y sociales, tanto para incrementar su base en Morelos como para buscar apoyos en el resto de México. En diciembre de 1917, Carranza ordenó a Pablo González una nueva ofensiva, que tomó ahora otro talante, buscando la negociación y la aceptación de las nuevas leyes del gobierno, pero los avances fueron exiguos.
Ante la imposibilidad de acabar con el movimiento y la amenaza que Zapata suponía para el gobierno federal (en la medida en que radicales de otros estados podían seguir su ejemplo), Carranza y González urdieron un plan para asesinar a Zapata. Haciéndole creer que iba a pasarse a su bando y que les entregaría municiones y suministros, el coronel Jesús Guajardo, que dirigía las operaciones gubernamentales contra él, logró atraer a Zapata a un encuentro secreto en la hacienda de Chinameca, en Morelos. Cuando Zapata, acompañado de diez hombres, entró en la hacienda, los soldados que fingían presentarles armas lo acribillaron a quemarropa.
Pablo González trasladó el cuerpo a Cuautla y ordenó fotografiar y filmar el cadáver para evitar que se dudase de su muerte. Pero, igualmente, muchos de sus paisanos y correligionarios no creyeron que hubiera muerto. Unos decían que era demasiado listo para caer en la trampa y que había enviado a un doble; otros encontraban a faltar una característica en el cadáver exhibido.
Genovevo de la O sucedió al fallecido líder al frente del movimiento, pero la guerrilla perdió de inmediato su fuerza e independencia política al apoyar a Álvaro Obregón, que derrocó a Carranza y asumió la presidencia (1920-1924). Aunque varios de los principios del movimiento zapatista fueron formalmente recogidos en las primeras legislaciones revolucionarias mexicanas (empezando por la Constitución de 1917), ni Venustiano Carranza ni sus sucesores, que ejercerían la presidencia a la sombra del influyente Plutarco Elías Calles, los llevarían a sus últimas consecuencias; hubo que esperar a la llegada de un estadista de la talla de Lázaro Cárdenas (1934-1940) para asistir a decididas políticas de redistribución de la propiedad agrícola.

 

El señor de San Francisco Caxonos y su pectoral

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2665

opectroalEdith Ortiz Díaz
La importancia del hallazgo del pectoral de San Francisco Caxonos radica en dos aspectos, principalmente: habla sobre la sociedad de los zapotecos caxonos –en el Posclásico Tardío–, y la manufactura de la pieza posee particularidades y aleaciones que la distinguen de la mayoría de los objetos de oro del valle de Oaxaca o de la Mixteca.

Cuando se visita el museo de Santo Domingo en la ciudad de Oaxaca, una de las paradas obligadas del recorrido es la sala donde se encuentran las piezas de la Tumba 7 de Monte Albán. En esta sala se hallan varias vitrinas con diversos objetos de oro y plata, e incluso anillos con aleaciones de ambos metales. Es muy importante esta colección de collares, anillos, pulseras o pectorales de oro y plata, pero más allá del valle de Oaxaca y de la Mixteca, en otras zonas de Oaxaca se han descubierto objetos de oro y de metal en general, los cuales permiten entender el desarrollo de la metalurgia en la antigua Mesoamérica.
San Francisco Caxonos
El florecimiento y la expansión de los zapotecos de los Valles Centrales a otras zonas de Oaxaca ocurrieron en la etapa Monte Albán II (200 a.C.-300 d.C.). Tal expansión obedeció, según algunos autores, al interés de los zapotecos por obtener distintos bienes provenientes de otras áreas geográficas. Otro momento de expansión de los zapotecos se dio rumbo a la Sierra Norte, en el periodo Clásico, alrededor de 400 d.C.
El pueblo de San Francisco Caxonos está al noreste de la ciudad de Oaxaca, a unos 80 km aproximadamente. Poco antes de llegar ahí, puede apreciarse el cerro conocido como la Mesa de San Francisco Caxonos, en cuya parte alta hay dos planos donde el terreno se nivela: la Mesa Alta y la Mesa Baja. El sitio arqueológico se localiza en la cima de esa montaña. El asentamiento prehispánico consta de algunas plataformas alargadas de 40 cm a 2 m de altura, distribuidas desde la Mesa Baja hasta la Mesa Alta, donde existe un pequeño conjunto arquitectónico formado por dos montículos que se desplantan de un terraplén. Tanto en la ladera oeste como en la del sur se puede observar un complejo sistema de terrazas cuya construcción debió significar una considerable inversión de trabajo, sobre todo en la parte sur, que cuenta al menos con 18 terrazas cuyas dimensiones son, en promedio, de 100 m de largo por 15 de ancho, y el desnivel entre ellas es de uno a dos y medio metros.

A finales de 1998 se realizó una serie de pozos de sondeo en varias partes del sitio. El primer pozo estratigráfico se hizo en el centro de la plaza del conjunto principal, para determinar sus etapas constructivas, que resultaron ser dos. El segundo pozo se hizo en la tercera terraza, al sureste de la plaza, con la intención de determinar el sistema constructivo del sitio. El tercer pozo se llevó a cabo en la cuarta terraza al sur del conjunto principal, cerca de una tumba de cajón ya saqueada pero en la cual se había reportado material cerámico de la época Monte Albán II. La idea de excavar ese lugar era hallar evidencia cerámica que apoyara el fechamiento hecho por Lorenzo Gamio en la década de 1960. Aunque no se encontraron objetos de esa época, la excavación arrojó importantes datos acerca de algunas de las costumbres funerarias de los zapotecos caxonos al final del periodo prehispánico: en el pozo se descubrió un conjunto de cistas o entierros y cajas de piedra. En una de esas cistas se halló a un individuo masculino de alrededor de 50 años. Entre los objetos depositados como ofrendas en el entierro se encontró cerámica, carbón, lítica tallada y pulida, fragmentos de mosaicos de turquesa y, de manera sobresaliente, un pectoral de oro con un personaje saliendo del yelmo con forma de pico de ave; había 16 piezas dentarias humanas engarzadas, con perforación bicónica en la raíz, que formaban parte del pectoral.
El hallazgo permitió realizar el fechamiento de la última ocupación prehispánica del sitio, la cual, según los datos de C14, es de 1550+/- 40 dne. Asimismo, permitió saber que los zapotecos de la sierra estaban organizados en pequeños señoríos independientes y que precisamente ese personaje masculino fue el último señor de San Francisco Caxonos.

Análisis del pectoral
Cuando se halló el pectoral de oro como parte del ajuar del individuo de la cista 2, se consideró en un primer momento que el pectoral había llegado a la sierra por medio de algún intercambio entre los zapotecos de Caxonos y los habitantes del centro de Oaxaca. Sin embargo, también era posible que la pieza hubiese sido fabricada en la sierra, ya que, de acuerdo con la información que se tiene de los primeros conquistadores, había placeres en los ríos de las partes alta y baja de la Sierra Norte de Oaxaca.

Se aplicaron las técnicas no destructivas de emisión de rayos x inducida por partículas y espectroscopía de retrodispersión de Rutherford (pixe y rbs por sus siglas en inglés, respectivamente) y se irradiaron cerca de 50 puntos en diferentes partes del pectoral. Como resultado de tal examen se pudo determinar que en el pectoral de Caxonos se usó una aleación rica en oro y cobre, y que tiene una composición prácticamente uniforme: 55% de oro, 10% de plata y 23% de cobre. El cuerpo principal se mantiene con proporciones parecidas a la de los cascabeles, con 65% de oro, 10% de plata y 25% de cobre.

En cuanto a la técnica de fabricación, pudo advertirse que el pectoral se hizo a la cera perdida y que en algunas partes de la pieza hubo un dorado intencional que se logró por medio de la técnica de oxidación. Ésta es un proceso que utiliza el orfebre para graduar la tonalidad amarilla de la aleación oro-cobre y crear así una gama de colores en la misma pieza. Lo interesante es que dicha técnica fue poco usada en Mesoamérica y en especial en la Mixteca y el valle de Oaxaca. Al comparar el pectoral de Caxonos con otros objetos mesoamericanos, puede observarse que la temperatura de fundición del pectoral, así como la tecnología de fabricación, son muy semejantes a las utilizadas en los objetos del Tesoro del Pescador, cuya procedencia, según las fuentes escritas del siglo XVI , es precisamente el área de la Sierra Norte de Oaxaca. Asimismo, en la gráfica adjunta puede apreciarse que las piezas mixtecas tienen una aleación más rica en la relación oro-plata que las de Caxonos. Debido a esta característica, su punto de fundición es más alto, llega a más de 954 °C, por lo que difiere con los datos de fabricación del pectoral de Caxonos. Así pues, en términos generales, puede afirmarse que el pectoral de Caxonos y las piezas del Tesoro del Pescador tienen ciertas características típicas de la tradición metalúrgica colombiana, debido a las aleaciones y las temperaturas de fundición. Esta tradición fue adoptada por los habitantes de la sierra y desarrollada conforme a los recursos minerales con que contaban.

Edith Ortiz Díaz. Doctora en historia por el Colegio de México. Investigadora del IIA, UNAM. Estudia la arqueología e historia de la Sierra Norte de Oaxaca y la región del Papaloapan, así como los procesos de producción de metalurgia prehispánica.
Ortiz Díaz, Edith, El señor de San Francisco Caxonos y su pectoral”, Arqueología Mexicana núm. 144, pp. 36-39.
Texto completo en la edición impresa. Si desea adquirir un ejemplar:
http://raices.com.mx/tienda/revistas-el-oro-en-mesoamerica-AM144

 

Colegio de las Vizcaínas; la riqueza del barroco

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2647

barrokoEn la antesala de sus 250 años, que se conmemoran en mayo, Excélsior realizó un recorrido por su acervo de pinturas, esculturas y un pianoforte original
JUAN CARLOS TALAVERA
Fotos: Daniel Betanzos
CIUDAD DE MÉXICO.
Las celebraciones por el 250 aniversario del Colegio de San Ignacio de Loyola de las Vizcaínas arrancarán en mayo, con el concierto del pianista y jazzista mexicano Mark Aanderud, en la capilla de este recinto; así como una exposición fotográfica con imágenes históricas del edificio, captadas entre finales del siglo XIX y principios del XX, que se expondrán en el Festival Internacional de Fotografía Foto México, que organizará el Centro de la Imagen en octubre próximo.

Así lo adelantó a Excélsior Óscar Lewis Mertz Río, director de este espacio, quien también habló sobre la historia de este inmueble y su rico acervo barroco, que incluye obras de José de Villalpando y Miguel Cabrera, una capilla con cinco retablos originales y el único pianoforte en México que construyó Muzio Clementi.

Este colegio, ubicado en el número 21 de la calle Vizcaínas, en el Centro Histórico, abrió sus puertas el 9 de septiembre de 1767 como la única escuela laica en toda la Nueva España, cuya construcción tuvo un costo de dos millones de pesos de la época.

Desde entonces ha operado ininterrumpidamente, sobre una superficie de 17 mil 254 metros cuadrados. Fue declarado monumento histórico el 9 de febrero de 1931 y quedó registrado en la lista de monumentos históricos el 11 de marzo de 1980, por ser una edificación con arquitectura religiosa del siglo XVIII, cuyo acervo artístico contiene más de 200 obras.

Además, en 2013 obtuvo la declaratoria de la Unesco como Memoria del Mundo por su patrimonio documental, considerado una fuente “extremadamente rica que permite conocer los comportamientos y pensamientos acerca de la mujer, particularmente su educación y amparo, durante más de 200 años de evolución histórica”.

Este Colegio, que nació para dar abrigo a 70 niñas huérfanas y a viudas pobres, hoy es una institución de asistencia privada y educación que da cátedra a 700 niños de preescolar a bachillerato, bajo el sistema de la SEP.

Según la historia, esta institución fue creada por tres vascos, quienes se instalaron en la Nueva España. Se trata de Francisco Echeveste, Manuel de Aldaco y Ambrosio Meave, quienes reunieron numerosas donaciones de vascos dedicados a la minería y la ganadería, para crear un espacio de educación laica entre la población novohispana.

La primera piedra del edificio se colocó en 1734 y su construcción se concluyó en 1755. Pero el arzobispo Manuel Rubio y Salinas no quería autorizar el espacio por su carácter laico.

Entonces, los miembros acudieron al abogado Francisco Gamboa, con quien llegaron al Rey de España y al papa Clemente XIII, para que dictara una bula papal, en la que autorizaría el funcionamiento del recinto sin la influencia de la Iglesia. Esto sucedió a mediados de 1767, relató Óscar Lewis Mertz.

JOYAS DE LA COLONIA
Lewis Mertz también habló de las distintas colecciones con que cuenta este colegio.

Primero está el fondo fotográfico: definido como la memoria visual del recinto histórico, conformado por 350 imágenes de la colección antigua, integrada por imágenes de finales del XIX y principios del XX, así como un número indeterminado del archivo moderno, dado que éste no se ha sido contabilizado, pero comenzará a la brevedad, junto con un proceso de digitalización.

Tenemos muy ubicado lo de finales del XIX y principios del XX. Se trata de fotografías que dan cuenta de una época, donde se puede ver a niñas tomando clases, sentadas en los comedores y en los diferentes patios, frente a las máquinas de coser o recibiendo la visita de Porfirio Díaz”, detalla.

Otra joya es el Archivo de las Vizcaínas, conformado por cientos de documentos, partituras, instrumentos de época; y su colección de textiles, “considerada la más importante de todo el continente, ya que las niñas, durante casi dos siglos, produjeron cerca de mil 200 bordados de carácter civil y religioso entre los siglos XVIII y XX”, donde hay desde casullas para los sacerdotes hasta vestidos que ellas mismas utilizaban”.

También está su capilla, integrada por cinco retablos que fueron confeccionados por José Joaquín de Záyagos, maestro dorador y ensamblador del siglo XVIII, cuyo retablo principal está dedicado a San Ignacio de Loyola, patrón del colegio.

¿DÓNDE Y CUÁNDO? Ubicado en el número 21, de la calle Vizcaínas, en el Centro Histórico de la ciudad.

Hernández, directora del Museo de Vizcaínas, habló sobre las obras emblemáticas de las colecciones de arte barroco.
La principal pieza del acervo es La virgen de Aránzazu, pintada por Villalpando; le sigue Crucifixión, de Villalpando; las vírgenes Santa Bárbara y “de la Valvanera” de José de Ibarra; así como La madre Santísima de la luz, de Miguel Cabrera, entre otras obras de Juan Rodríguez Juárez, Juan Patricio Morlete y Fray Miguel de Herrera, y algunas obras que no han sido identificadas.

Quiero decirle que, aunque nuestro colegio es del XVIII, cuando sucedió la desamortización de los bienes de la iglesia, muchas niñas de otros colegios del Centro Histórico vinieron a Vizcaínas con documentos, obra pictórica, escultura y todo lo que pudieron rescatar para su resguardo. Así que en muchas ocasiones no se cuenta con la historia completa de cada pieza”, aclaró Lewis Mertz.

Por último, se detalló que en lo que resta del año, como parte de los festejos del 250 aniversario de la apertura de este colegio, se buscará la restauración de obras como Cristo Nazareno, de Juan Correa, un San Miguel Arcángel, atribuido a Miguel Cabrera; un escudo de las Provincias Vascas, realizado por las colegialas del siglo XX; y hay una serie pictórica de La Pasión de Cristo, de Francisco Martínez, así como algunos textiles, entre otros tesoros.

 

Por qué la moda es más que moda

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2565

modasJulia Santibáñez
La moda no es sólo una industria millonaria, también es reflejo de la cultura de una sociedad.
Vestirse o, mejor dicho, arreglarse, es una actitud propia del ser humano. A través del atuendo y las joyas se afirma una intención estética y de socialización, porque vernos atractivos y diferenciarnos son elementos que juegan un rol fundamental en la motivación para elegir prendas cada día.
Es decir, en conjunto enmarcan el cuerpo en un contexto social: no solemos confeccionar nuestra ropa, sino comprarla, y esto no lo hacemos pasivamente, sino que seleccionamos y combinamos lo que deseamos para modificar nuestra apariencia, expresarnos, pertenecer o diferenciarnos.
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El vestido hace que el cuerpo se convierta en un texto interpretable, porque, como decía James Laver, nunca se trata de una frivolidad: siempre significa algo, aunque ese «algo» en gran medida sea inconsciente. Es parte de un mensaje corporal que expresa valores sobre varios conceptos, entre otros:
Género: hombre, mujer, travestido.
Edad: adolescente, adulto joven, persona de la tercera edad.
Ocupación: policía, médico, secretaria, albañil.
Posición económica: bolsa del mercado; bolsa de moda, pero pirata; la misma bolsa, pero original Louis Vuitton; y, más aún, ¿cómo saber si la bolsa es pirata?
Rol productivo: los puños blancos de la camisa pueden indicar que una persona realiza trabajo intelectual y no emplea las manos. Un ama de casa no usa uniforme, al contrario de algunas personas del servicio doméstico, aún cuando muchas de sus actividades son iguales.
Estilo de vida: el traje del oficinista o el delantal de la señora que prepara la comida en una fonda.
Posición política —en algunos casos—: los «camisas negras» italianos que indicaban con ese color su adhesión al fascismo.
Pertenencia étnica: indígena, cholo, pachuco.
Convicción espiritual: sacerdote, darketo, musulmán.
De manera adicional, el vestido organiza las experiencias sociales: una misma persona se ataviará de manera radicalmente distinta para presentarse en su trabajo, en una boda o en un viaje de descanso.
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Según Umberto Eco, quien usa corbata no puede negar que quiere mandar un mensaje, porque un autoanálisis breve revela que, en nuestro vestido, lo que sirve estrictamente para cubrir no supera la mitad.1 El resto, como las solapas, el cinturón, los tacones, el dobladillo y la joyería están ahí porque «comunican» algo. Y dentro de este contexto hay un elemento que caracteriza la forma como nos arreglamos: la moda.
Un poco de historia
La moda no se produce en todas las épocas ni en todas las civilizaciones. Tiene un inicio localizable, que va de la mano del nacimiento del mundo moderno occidental. En efecto, en la prehistoria, el hombre vestía con pieles. Desde épocas remotas y hasta el siglo xiv, la gente hacía su ropa en casa 
y la forma de vestir no cambió casi nada.
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De pronto, varios factores llevaron al nacimiento de ese sistema de producción y difusión de lo efímero: la aparición de plebeyos ricos —burgueses— que usaron su imagen para distinguirse, el aumento del comercio en las ciudades, la posibilidad de ascender socialmente, la especialización del gremio de sastres y la afirmación de una nueva conciencia individual, entre otros. Y muy lejos del blusón medieval amplio, del siglo xiv, el atuendo masculino incorporó una especie de mallas ajustadas y el jubón se estrechó en el talle, pero se abombó en el pecho, lo que estableció la figura masculina dividida en dos, que impera hasta hoy.
La moda reivindica el derecho individual de valorizar lo efímero. Coco Chanel

Así, desde hace 700 años, el mundo ha vivido bajo un régimen que implica la obligación no escrita de vestirse «a la moda»: conforme a reglas que cambian en periodos breves, cada vez más cortos, y se basan en el gusto por lo «nuevo». Como se trata de un sistema de regulación y presión social, la sanción por transgredir lo que se considera «el vestido adecuado» es la de sufrir la burla o el rechazo social. Basta pensar lo que ocurriría si un presidente luciera shorts al dar un informe ante los diputados. Sin embargo, la moda también representa un nuevo espacio liberador para presentar el «yo privado».2
Mucho más que tela
Esta forma de expresión social reforzó la función comunicativa del vestido: lo hizo «servir», ante todo, como un signo cambiante de comunicación, que diferencia e identifica a quien lo porta... y que hay que aprender a leer. La relativa democracia de los cuerpos desnudos, tan iguales entre sí, desaparece cuando la moda interviene, porque, como dice Virginia Woolf en su Orlando, «cambia nuestra visión del mundo y la visión que el mundo tiene de nosotros». Es decir, ya sea que una persona lleve la última tendencia de París o que decida usar lo que sus papás vestían, controla lo que dicen, esperan y opinan de ella los demás.
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Viste vulgar y sólo verán el vestido, viste elegante y verán a la mujer. Coco Chanel

El espejo más actual
La moda de hoy toma la esencia de nuestro tiempo y la plasma en tendencias que revelan principios de fondo. ¿De qué manera?
1. Subraya lo relativo: ya no hay «un» foco de moda, sino muchos, todos importantes: los negros del Bronx, el show- business, la pasarela, las «antimodas»...
2. Desculpabiliza el consumo: asume una lógica capitalista basada en la seducción del aparador, la modelo o el anuncio.
3. Es globalizada a morir: se asume como positivo y deseable que en las tiendas se vendan prendas con etiqueta china, inglesa o colombiana —y cada vez más accesibles y baratas, aunque también desechables.
4. Se centra en la imagen, pero ésta carece de sentido, es un mero objeto de consumo: puedo comprar una prenda hippie o punk sin saber qué significaron en su época.
5. Desea el cambio per se: el amor por la novedad es el eje rector, lo que implica relegar a segundo plano la tradición y la permanencia.
6. Está dominada por la tecnología: con telas inteligentes que se secan solas, se autocalientan, cambian de color o se iluminan.
7. Exalta la individualidad, la comodidad y el placer como valores primordiales: rinde culto a la juventud y a los principios ligados a ésta.
8. Busca y encuentra nuevos mercados a los cuales dirigir sus productos: las mujeres de más de 40 años, los niños fashion, los hombres, en general, y los metrosexuales en particular.
Por todo lo anterior, quienes analizamos las tendencias repetimos como un mantra la frase atribuida a Honorato de Balzac: «Es tonto ver sólo moda en la moda». Sin duda, es mucho, mucho más.

 

Cómo el medioevo se coló a nuestras aulas

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2393

Oracion HomemedievoBabel
Las partes de la oración que con tanto empeño nos enseñan en la primaria se conformaron en la Edad Media ¿Pero sabes a quién le debemos la caracterización sintáctica de los enunciados?

Si bien los tratados gramaticales de las lenguas «vulgares» de la Edad Media no partieron de cero,1 pues la rica tradición grecolatina de Prisciano, Varrón y Donato circunscribió todos los trabajos,2 sí representaron el afianzamiento de algunas cuestiones gramaticales, entre ellas, las partes de la oración que conocemos hoy en día.
El año 1492 no sólo fue ilustre por el descubrimiento de América, sino también porque el humanista y filólogo Antonio de Nebrija (ca. 1444-1522) publicó la Gramática de la lengua castellana, considerada la primera obra dedicada al estudio de la lengua castellana y sus reglas.
No en balde dicen que «el imperio va de la mano de la lengua».

Nebrija dividió la oración en diez partes de acuerdo con las tradiciones griega y latina, y mezcló la sintaxis con la morfología; por ejemplo, el sujeto con el nombre, que seguro le parecerán familiares, pues han prevalecido hasta nuestros días.
1. Nombre. Significa ‘cuerpo, cosa’. Tiene seis accidentes : calidad —común y propio—; especie —distingue patronímicos, diminutivos, aumentativos, comparativos, denominativos, función nominal de infinitivo, participiales y posesivos—; figura —simples y compuestos—; género —femenino, masculino, neutro, dual, trial, indefinido, epiceno—; número —singular o plural— y declinación por casos —provenientes de la latina en nominativo, genitivo, dativo, acusativo y vocativo.
2. Pronombre. Se llama así porque se pone en lugar del nombre propio, y tiene seis accidentes: yo, tú, él, nosotros, ustedes y ellos.
3. Artículo. Parte que se añade a algún nombre para demostrar de qué género es. Él lo clasifica en tres: el, la y lo.
4. Preposición. Es un nexo de relación que se antepone a una palabra, por aposición o composición.
5. Conjunción. Es una de las partes de la oración que junta y ordena alguna sentencia.
—Aprende también a manejar el manejar—
6. Adverbio. Lo compara con el adjetivo, ya que al añadirse al verbo determina alguna cualidad de la acción, así como lo hace el primero con el sustantivo. Considera los siguientes tipos: de lugar, tiempo, negación, afirmación, duda, deseo, «para semejar», «para jurar», cantidad, calidad, los terminados en –mente; los interrogativos, entre otros.
7. Verbo. Se considera la «palabra por excelencia» porque permite declarar o sentenciar algo. Distingue ocho accidentes: especie, figura, género, modo, tiempo, número, persona
y conjugación.
Pero aquí no acaba la cosa. Consulta éste y otros textos sobre la Edad Media en nuestro especial #150.

 

Muestran la singular visión de Orozco sobre la Conquista

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 10 Abril 2017 Visto: 2512

orozcoReúnen 43 de las 60 obras exhibidas hace 70 años en El Colegio Nacional
Teules era el vocablo utilizado por los indígenas para designar a los invasores españoles, explica investigadora
Foto
A pesar de que el conjunto quiso ser una crítica del relato histórico, José Clemente Orozco deseó conservar cierta épica para representar escenas de guerra: heridos, cadáveres, fragmentos humanos, ríos de sangre y ritos ceremoniales, expresa Dafne Cruz Porchini; en las imágenes, algunas de las obras exhibidas en el recinto ubicado en San ÁngelFoto Marco Peláez
Ángel Vargas. Periódico La Jornada
En 1947, dos años antes de su muerte, José Clemente Orozco (1883-1949), uno de los tres grandes muralistas de la escuela mexicana, propuso una reconsideración en torno de la pintura de historia.
Lo hizo mediante una serie con la cual integró en ese mismo año la que sería su quinta y última exposición en El Colegio Nacional, del cual fue miembro fundador.
Se trata de Los teules, conjunto de obras en las que el artista jalisciense plasmó una singular visión del sometimiento de México, inspirado en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo.
Teules era el vocablo con el que los indígenas designaban a los conquistadores españoles, los cuales fueron confundidos con sus deidades. Teul proviene de la raíz en náhuatl teotl, que en los oídos de los conquistadores sonó a teules, explicó la investigadora Dafne Cruz Porchini, quien es curadora de la muestra Orozco y los teules: 1947, inaugurada el viernes en el Museo de Arte Carrillo Gil, que resguarda el acervo más importante de Orozco.

Gracias al apoyo de colecciones públicas y privadas, así como al acervo propio, ahora será posible apreciar 43 de las 60 piezas exhibidas hace 70 años en esa icónica muestra, que reúne pinturas, dibujos y acuarelas.
Choque brutal de culturas
Con Los teules Orozco desmitificó la forma de contar la historia de la Conquista, al evitar referirse a las contradicciones entre hispanidad e indigenismo y dedicarse a mostrar con llaneza, mediante la pintura, el choque violento y brutal de dos culturas.
Siempre hizo severas críticas a la concepción heroica de la resistencia indígena y cuestionó en buena medida la percepción académica, dijo Dafne Cruz.
A pesar de que el conjunto quiso ser una crítica del relato histórico, el artista deseó conservar cierta épica para representar escenas de guerra: heridos, cadáveres, fragmentos humanos, ríos de sangre y ritos ceremoniales.
En un recorrido con representantes de los medios de comunicación efectuado el miércoles, la especialista destacó que el pintor jalisciense privilegió la confrontación violenta entre españoles e indígenas, eliminando las figuras de códice, como él las llamaba.

La narración planteada por el artista refleja el momento previo al enfrentamiento, la lucha entre ambas facciones y la consecuencias de esa brutal confrontación, destacó la investigadora.
A la usanza de la pintura histórica producida en la Academia de San Carlos, posterior a la República restaurada, Orozco revaloró el género tomando ejemplos de la historia antigua de México, que se inspiraron en temas violentos.
Esos temas fueron combates sangrientos, matanzas, sacrificios humanos, la antropofagia entre los indígenas, el episodio conocido como la Noche Triste y la destrucción de teocallis, entre otros, que también fueron explorados por artistas como Félix Parra, Luis Coto y Leandro Izaguirre, expresó Dafne Cruz.
El tema de la Conquista, añadió, ya había sido recogido por José Clemente Orozco en los murales al fresco que pintó en la Escuela Nacional Preparatoria, que ocupaba el Antiguo Colegio de San Ildefonso; el Colegio Dartmouth, en Hanover, Nueva Hampshire y el Hospicio Cabañas, en Guadalajara.
La especialista informó que Orozco y los teules: 1947 permanecerá abierta al público tres y medio meses en el recinto ubicado en avenida Revolución 1608, San Ángel.

Con la finalidad de enriquecerla, se desarrollará un programa de actividades paralelas, como conversatorios, talleres y recorridos guiados; también se presentará un catálogo.

 

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